La razón fundamental de la fundación de Ibarra fue abrir un camino desde ella hasta el Pacífico, camino que requería unir también Quito con Panamá.
A inicios del siglo XX la cultura se expresó a través de la palabra escrita. Los intelectuales de aquella época dejaban escuchar su voz altiva en los periódicos o revistas locales, para educar, combatir, reflexionar, soñar o propulsar obras a favor de la comunidad. Los intelectuales alentaron mingas, la participación de los hacendados y hombres de negocios y la organización de veladas teatrales, rifas y deportes, con el fin de recoger dinero para hacer realidad la mayor obra de inicios del siglo, que trajo la modernidad a Imbabura.
Aquí fulge el talento de Withman Villalba en las instantáneas de aquel gigante del periodismo imbabureño Dn. Víctor Manuel Guzmán, de aquel Buen Pastor de la diócesis ibarrense, Mons. Alejandro Pasquel Monge, del Presidente de la Liga José Vasconcelos, Enrique Garcés, la presencia indígena y la mestiza, Teresa Velasco (la recordada «perejila»), mujer otavaleña portadora de un grito lacerante de libertad y de un grito admonitivo de justicia.