El escritor Gabriel Cisneros Abedrabbo presentó, en versión digital, el libro “Solemnidad del fuego” en la novena maratón “Poesía y narrativa” que inició el 30 de abril y que concluyo el dos de mayo.
En Zona Cultura de las radios de la Casa de la Cultura, Cisneros manifestó que los artistas, en esta situación de cuarentena mundial, se reinventan y hermanan a través de las nuevas herramientas online.
“El jueves 30 de abril tuve un recital en homenaje a los trabajadores de Costa Rica, se llamó “Recital Iberoamericano de Poesía Consignas para el abrazo” junto a escritores de 16 países como un homenaje a los escritores”. Afirmó Cisneros.
Para los trabajadores de la cultura la tecnología actual “posibilita otros diálogos, plantea nuevos retos de encuentro entre escritores, artistas y con los públicos”.
La aplicación Zoom permito conectar a los escritores participantes y el contenido de los participantes se emitiera por Facebook. Una de las variables importantes del recital del 30 de abril “Consignas para abrazos”, según Cisneros es “ver como la vida, los derechos humanos y la salud se convierten en temas para los escritores de América.
“Yo escuchaba a Gabriel Chávez Casasola de Bolivia y los temas giraban en torno a la vida, giraban en torno a los derechos humanos, giraban en torno de la defensa de la tierra. La tierra como una madre que nos cobija y giraban en torno a cuestionar muchas de la practicas de consumo de la humanidad”.
“El arte está cuestionándose y está cuestionando muchos de los procesos de consumo del capitalismo salvaje”.
Levantamos la Esperanza
Levantamos la esperanza en los costados que nos dividen
en las grietas de nuestro encierro,
en nuestro aire dolorido, rotos al no poder tocar las despedidas.
Levantamos la esperanza sabiendo que estamos desprotegidos
y que una luz desde adentro va tejiendo ese futuro,
donde al bañarnos en el río
respiraremos los pájaros que antes desconocimos.
Levantamos la esperanza en la mirada de los abuelos,
somos parte de la tierra, nunca fuimos dueños de ella
importante es lo ínfimo más próximo,
el roció cubriéndonos y los amigos gritando la felicidad de los abrazos.
Levantamos la esperanza porque la realidad no será la misma.
Este duelo colectivo ha sacado de nosotros las vaciedades inútiles
y hasta sin creer hemos mirado a Dios
como pidiéndole que se ponga de nuestro lado.
Levantamos la esperanza, porque cuando nos volvamos a ver
una máquina entre nosotros, la ciudad tendrá más cantos
el aire estará más limpio y no olvidemos lo que hoy soportamos.
Levantamos la esperanza en las calles que ahora duermen
porque cundo despiertes sonrían en nuestros hijos
y que nunca más desdeñemos nuestros propios y perfectos paraísos
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