OBRA DE LA SEMANA: ANIMATISMO ESPÍRITU DE PODER Y CONSCIENCIA

El animatismo es uno de los cultos más antiguos de la humanidad. Tiene su origen en los albores de la existencia humana. No hay religión conocida, que no haya sido influida por esta concepción cósmica. Su presencia se encuentra en el antiguo Egipto, Sumer, Liguria y tantos otros lugares donde se dan las primeras trazas de civilización tal como la conocemos desde el punto de vista de la historia documentada. Se considera al Animatismo como una fuerza, muy concentrada, impersonal que los antropólogos han denominado mana, es una de las formas de expresiones religiosas tribales, definida por la antropología cultural actual, como la atribución de poderes mágicos y conciencia humana a los objetos inanimados, personificando las representaciones animadas impersonales de la naturaleza.

En las comunidades primitivas aparecen las primeras evidencias de creencias en lo sobrenatural, según las investigaciones realizadas por Lewis H. Morgan. Durante varias decenas de miles de años, desde la Edad de Piedra o Paleolítico Inferior hasta la Edad de Bronce, el objeto fundamental de adoración fue la naturaleza, con una inclinación natural a humanizarla, a ver en ella determinadas capacidades y propiedades humanas.

El concepto de Animatismo deriva, en cualquier caso, del de animismo, efectivamente, R. R. Marett etnólogo británico, afirmó en 1914 la identificación de la religión primitiva con el animismo, pero quien primero define el animismo como concepto es el antropólogo inglés Edward Taylor, en 1866, el cual según sus estudios logra interpretarlo como una creencia en seres espirituales que animaban el universo, a personas u objetos. Y es a partir de ahí que la humanidad evolucionó hacia el politeísmo, como el Babilónico, el Grecolatino, Egipcio etc. y donde las divinidades eran las controladoras de los fenómenos circundantes a la observación humana. Vastas zonas del planeta co-existen con sus respectivas creencias de antigua data, más conocidas como practicas paganas, tales como: cultos al sol, a la luna, a las fuentes de agua, a las montañas, cuevas, etc. Esto sucede en África, en Asia, y por supuesto en nuestra América Latina, con un fuerte arraigo en las capas medias y sobre todo bajas y rurales, por lo que deducimos que estas están insertas aún en gran parte de la población. Esto sucede por la gran carga indígena que posee nuestra raza. Es como si tal espíritu energético hiciera eco desde las zonas telúricas, hasta nuestro ser en toda su magnitud.

Tylor supuso que la causa de su nacimiento fueron los fenómenos del sueño, efectivamente, … en los sueños trascendemos la realidad, nos remontamos a las alturas del placer; experimentamos horribles acontecimientos; revivimos el pasado y nos anticipamos al futuro; visitamos lugares en los que estuvimos alguna vez, o en aquellos en los que nunca se posaron nuestros pies; conversamos con los muertos y desaparecidos o con los vivientes que se hallan lejos de nosotros. Ni el tiempo ni el espacio, ni ningún género de obstáculos corporales ponen límite a nuestros sueños. Sin embargo, el cuerpo no abandona el lugar donde yace. Nos despertamos en el mismo lugar.

El hombre primitivo reflexionó y llegó entonces a la conclusión de que el ser humano constaba de dos partes el propio cuerpo, o carne mortal, y su alter ego espiritual, el alma; hoy, es un concepto universal; la idea que el hombre primitivo tenía sobre el aire y el fuego, es que estas cosas eran inmateriales, de modo que aquí nace la idea de espíritu, luego, el temor a lo siniestro, a la enfermedad, y a la muerte, hacen que el mecanismo fantasioso se ponga en marcha, creando seres protectores fabulosos que acompañan al hombre en su tránsito por la vida. Se ha comprobado también la presencia del culto a los antepasados, lo cual se interpreta por muchos investigadores como el reflejo místico del significado real de los ancianos como insustituibles portadores del conocimiento.

Marett puso de relieve que, en las creencias de numerosos pueblos, la figura del jefe o del rey estaba investida de una energía tan especial y de una fuerza tan peligrosa, que se llegaba a prohibir cualquier contacto físico con él o con los objetos que él tocase. Estos conceptos subsisten aún en muchos pueblos originarios y especialmente en nuestro continente en la cultura chamánica, donde se da un renovado interés en los antiguos rituales, producto también de un interés creciente por conocer las originales y milenarias culturas de larga tradición animista-animatista.

Aunque, aparentemente, el pensamiento animatista parece pertenecer a una órbita de pensamiento primitivo, muchos antropólogos han probado su vigencia en las sociedades más desarrolladas, a través de conceptos como los de suerte, carisma, capacidad de convicción y de liderazgo, etc., que, sin ser mensurables ni explicables en términos objetivos, determinan diferencias en el comportamiento y rango social de cada persona, y condicionan, en definitiva, la vida individual y social de todos los seres humanos.

 

FUENTE:

https://www.studocu.com/es/document/universidad-de-granada/religion-cultura-y-valores/otros/animatismo/5303154/view

https://www.ecured.cu/Animatismo

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