En Quito no hay datos oficiales de cuántas salas de teatro existen; sin embargo, en 2019 EL COMERCIO Data identificó 32 salas independientes, dedicadas a las presentaciones de artes escénicas. Actualmente, 19 de estos espacios están cerrados temporalmente, cuatro lo han hecho de forma definitiva, mientras que nueve están abiertos.
Una de las salas independientes que cesó sus actividades permanentemente es la del grupo Contraelviento, que funcionaba en La Merced desde el 2012. Sus integrantes dicen que el cierre se produjo por complicaciones económicas a causa de la pandemia. “Cerramos la sala en mayo pasado, porque ya no podíamos pagar el arriendo. Por ahora ensayamos en el patio de la casa de uno de nuestros compañeros. No vemos, al mediano plazo, la posibilidad de tener un nuevo espacio”.
La mayoría de salas independientes ha cerrado de manera temporal, a pesar de que existe la autorización para que funcionen con un 30% de su aforo en Quito.
Tal es el caso de Juana Guarderas, del Patio de Comedias, quien ha trabajado en forma de montajes para transmitir por Internet durante estos últimos meses. Guarderas comenzará a aplicar, a mediados de febrero, una especie de plan piloto en la Creperola, un espacio que está cerca del teatro, para analizar la implementación de funciones con público en el Patio de Comedias.
“Vamos a iniciar con una función semanal los domingos, a las 18:00. Dentro del Patio continuaremos con las grabaciones de obras para transmitirlas por Internet”, dice Guarderas al respecto.
Para Pablo Aguirre, de El Telón de Aquiles, las obras virtuales solo han servido para que el público no olvide a los actores.
A su criterio, el teatro ‘online’ “no ha permitido que la gente del sector pueda sostenerse de manera real”.
El Telón de Aquiles se encuentra cerrado, no de manera definitiva, pero no tiene ninguna perspectiva a corto o mediano plazo, de abrirlo.
Sin público en las butacas, Aguirre ha tenido que buscar otras alternativas para sobrevivir, como por ejemplo vender empanadas. La sala de la Casa Malayerba es uno de los teatros icónicos de las artes escénicas en la capital.
La última obra que se presentó en este espacio, a modo de prueba, en noviembre del 2020, fue ‘Un mar de gatos’. Gerson Guerra explica que actualmente la sala tiene un movimiento mínimo y tampoco están dando clases presenciales, para evitar contagios.
El año pasado Arístides Vargas y Charo Francés, fundadores de la compañía, regresaron a Argentina.
Para Javier Cevallos Perugachi, presidente de la Red de Espacios Escénicos Independientes (REEI), el cierre definitivo o temporal de estas salas repercute de forma directa en la difusión del arte y la cultura de Quito.
Sostiene que muchos de estos espacios se han adaptado a la producción de obras por ‘streaming’.
“Las plataformas virtuales, de alguna forma, se han convertido en las nuevas salas de teatro. Hay compañeros que incluso ya están proponiendo temporadas, como si fueran salas físicas”, cuenta. La REEI ahora trabaja en la formalización de los espacios para sus posibles reaperturas.