FAUSTO ANDRADE BAUTISTA: UNA VIDA DE ARTE E IDENTIDAD

Fausto Andrade Bautista fue invitado a exponer en la Galería Nacional Virtual de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, con el título ‘Tras las Huellas de Identidad’ en https://galerianacionalvirtual.casadelacultura.gob.ec/.

Andrade participó de una entrevista en Zona Cultura, programa informativo de las radios de la Casa de la Cultura.

Son 52 años desde su graduación en la Escuela de Bellas Artes, de la Universidad de Cuenca. Desarrolló varias técnicas y temáticas en su vida artística.

Se enfoca en el paisaje urbano, rural y el retrato.

¿Qué significan Azogues, los pueblos y cantones de Cañar?

Mi ciudad, muy atractiva con relación al paisaje y por donde la mire se encuentra ángulos apropiados para plasmar, en pintura, distintas facetas de esta tierra. El Centro Histórico, con casas patrimoniales, templos de piedra, viviendas coloniales de teja de barro es un ambiente extraordinario.

La ciudad es a base de escalones, alguien inclusive mencionó que era una ciudad de pisos: primero, segundo y tercer pisos y luego se llegaba a los montes elevados y sus construcciones.

Esa topografía irregular permitió que el Gobierno Nacional la declaró como Patrimonio Cultural y Urbano de la nación, desde el año 2000. De allí viene la variedad y cantidad de paisajes a los que me dediqué.

Las alfareras que continúan con el estilo de la Rata Cañarí trabajan las ollas en barro y utensilios de cocina mediante el golpeteo. Utilizan herramientas que le da la forma en la ausencia de tornos. En base de golpeteo dan forma, redondez y grosor a estas cerámicas que son ancestrales. Es un icono en Azogues y Azuay para el sustento de las familias.

Nació en Azogues Cañar, en el año de 1947, se vincula con el profesor de arte Daniel Mogrovejo y el arquitecto Gastón Ramírez Salcedo, fundador de la Cerámica en la ciudad de Cuenca. Posteriormente entre el año 1963 y 1968 estudió en la Escuela de Bellas Artes Remigio Crespo Toral de la Universidad de Cuenca. ¿Qué recuerda de sus maestros?

Laboré mucho en cerámica. Trabajé en unas cuatro cerámicas, empecé en Azogues, en la Cerámica San Francisco, que trajeron los Padres Franciscanos, con profesores quiteños, con ellos aprendí con el profesor Daniel Mogrovejo, que fue mi primer profesor de arte. Tenía humanismo para enseñar, con estos estudios rigurosos.

Fuimos 45 compañeros y nos graduamos cinco nada más. Era la rigurosidad de los estudios en Bellas Artes. Una vez que terminé mis estudios en 1968, me gradué de profesor en dibujo y pintura. Paralelamente en pintura hice el magisterio secundario.

Trabajé en algunos colegios: en la Salle, en el Franciscano y me jubilé en el Instituto Superior Rogelio Chávez. Es una breve biografía de mi actividad artística.

En materia económica, el arte está muy venido abajo. Existe mucha competencia internacional y por sobre todo la tecnología que vino a cubrir un espacio y nos cerró a nosotros posibilidades de trabajo.

¿Qué representa para usted trasladar su trabajo a las plataformas virtuales de la Casa de la Cultura Ecuatoriana?

Es totalmente extraordinario. El proyecto presentado sabiamente por el Presidente Nacional y desarrollado por todos los colabores para los espectadores nacionales e internacionales, para que se conozca cuál es el destino que tiene el arte a nivel nacional e internacional.

Que se conozca las virtudes del pintor nacional, qué hacemos para el gran público, esa es la misión y de permitirles sentir al espectador la obra nuestra.

Soy miembro de la Casa de la Cultura del Cañar, desde hace algunos años, y me relaciono con la riqueza de la cultura tradicional. En buena hora nos llega la producción literaria en base de las revistas Casa Palabras, igualmente obras de la Matriz.

El ser invitado a esta exposición nacional virtual es muy honroso, no queda solamente en el ámbito reducido de una provincia o con los reconocimientos institucionales domésticos, sino que esto genera una proyección nacional y mundial.

Ustedes desarrollan de la mejor manera, con los términos que pensaba Benjamín Carrión su fundador. ‘No somos una potencia en armas, pero si podemos ser una potencia mundial en sentimiento y en cultura’. Eso es lo que se está demostrando con cada Presidente y con cada colaborador de la Casa de la Cultura, ya que trabajan con esa fe, predisposición, con esa frontalidad y profesionalismo para desarrollar de la mejor manera estos eventos a nivel nacional y mundial para bien de nuestra cultura.

Scroll to Top