LA OBRA DEL DÍA: FERNANDO DAQUILEMA

 Si mi pluma tuviese don de lágrimas, yo escribiría un libro titulado

 ‘El indio’ y haría llorar al mundo entero.

Juan Montalvo

 

Fernando Daquilema declarado por su pueblo como

Ñucanchi Jatun Apu (Nuestro Gran Señor)

 

Daquilema quiere decir Señor con mando y es el apellido de una familia indígena antigua en la zona de Lincán, Cacha, Cachabamba, Yaruquíes, Punín, Sicalpa y Cajabamba, en la hoy provincia  de  Chimborazo.  Los  Daquilema  se  consideraban descendientes  de  los antiguos señores Puruways de apellido Duchicela. Entre ellos las terminaciones sefla, lema, yambay, leon y cela  tenían una especial nobleza y antigüedad histórica.

En 1869 García Moreno dictaba en su  Constitución, denominada por el pueblo Constitución negra, que sólo los católicos podían ser ciudadanos del Ecuador.
En esos años, la ausencia de las libertades elementales se conjugaba con la explotación monstruosa del pueblo, sumado con un refinado sistema de impuestos y tributos. En las cárceles, las torturas, los fusilamientos y el exilio acechaban a quienes trataban de alzarse contra el régimen y a pesar de estas crueles represiones, el pueblo no cesaba de combatir.

Una de las acciones más importantes por su envergadura y significación contra el orden despótico, fue la sublevación espontánea de los campesinos indígenas dirigida por Fernando Daquilema. El 18 de diciembre de 1871, cuando los indígenas de Yaruquíes (Chimborazo) se negaron a trabajar en la construcción de una carretera. Se les sumaron de inmediato los indígenas de Punín, Cajabamba, Sicalpa, Licio y todos los que se sentían asfixiados con los impagables impuestos, mientras los diezmeros  recaudadores cometían toda clase de abusos y se convertían en nuevos ricos. El movimiento abarcó a miles de indígenas y se convirtió en una poderosa guerra campesina de gran escala.

Daquilema probó ser un brillante organizador y estratega militar; sin embargo, la cacería a los rebeldes terminó en ejemplares fusilamientos. Por ello, Daquilema y sus seguidores más cercanos, se entregaron voluntariamente prisioneros para evitar los asesinatos en masa de los indígenas ya que, más de 200 rebeldes fueron llevados a la ciudad de Cajabamba para ser ejecutados. Los que lograban evadirse eran perseguidos en los desfiladeros de las montañas, cazados como fieras salvajes. Otros eran enviados a los trópicos, donde perecían a causa del clima, las enfermedades y los trabajos forzados.

El Gran Daquilema, como lo llamaban los indios, fue confinado en la cárcel de Riobamba, como un delincuente común. El 23 de marzo de 1872 sesionó el tribunal militar que lo juzgó y dictaminó su pena de muerte. Daquilema marchó hacia el cadalso con la cabeza en alto, como un líder firme y valeroso, que creía profundamente en la justicia de la causa a la que entregaba la vida. El 8 de abril, fue fusilado junto al muro de la plaza central de Yaruquíes, su pueblo natal.

A pesar de la monstruosa represión, la lucha de los indígenas no cesó.  Daquilema dejó una honda huella en la historia del Ecuador, demostró que las masas indígenas, bien organizadas y dirigidas, pueden combatir a un régimen de dominación.

José Peralta,  y  otros  dirigentes  del movimiento liberal,  denunciaron  la  opresión  de los indígenas,  se   pronunciaron   en   su  defensa,  exigiendo  que  se  les  concedieran  los derechos humanos elementales y Juan Montalvo fue uno de los primeros escritores de  América Latina  que  prestó  especial  atención  a  la  situación de los indígenas y se esforzó  más  que  todos  en  denunciar  el  régimen despótico  de  García Moreno,  narrando a la gente las penurias de los indígenas en el Ecuador.

 

 

FUENTE:

Eduardo Crespo, Colectivo Cultural «Cuchara De Palo»

https://www.facebook.com/search/posts/?q=Daquilema

https://www.quitocultura.info/event/la-rebelion-de-daquilema-una-investigacion-de-hernan-ibarra/

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