En la época de transición de la colonia a la república y de la experiencia y el conocimiento de los pintores Bernardo Rodríguez y Manuel Samaniego, surge el artista Antonio Salas, un magnífico pintor del siglo XIX. Hereda y continúa con temas contemplativos del siglo pasado, pero el pensamiento libertario del momento le abre nuevas oportunidades con la representación de personajes históricos. Se destaca en el retrato heroico, clásico y realista de los héroes de independencia como Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y Manuela Sáenz junto a los generales y coroneles que formaron parte de las gestas libertarias. Incursiona también en la representación de personajes ilustres e intelectuales de la refinada sociedad civil. Sin embargo, el espíritu conservador se mantiene en el entorno social y se ve comprometido con los clientes para satisfacer sus necesidades, representando obras religiosas de gran factura para varios circuitos religiosos como la Catedral, San Agustín y el Carmen de San José. Con el coleccionismo, que se inicia paralelamente a la producción artística de Salas y otros pintores, varias obras pasan a formar parte de colecciones privadas y posteriormente a los museos.
Una obra monumental se encuentra en las salas de exposición permanente del Museo de Arte Moderno de la CCE. Se trata de la Piedad, que es una pintura firmada por Antonio Salas, de formato rectangular vertical. El artista trabaja en contrastes de luz y sombra, una simbología mística mediante el tenebrismo heredado del barroco del siglo XVII, su composición está trabajada en dos planos, en el primero se encuentran distribuidos los personajes en dos direcciones con líneas de perspectiva formando una V; el estudio anatómico utilizado en la representación tiene influencia neoclásica con expresiones entre el dolor, dramatismo y equilibrio de asombro y serenidad del último personaje de la derecha que sostiene a la madre de Jesús y que al mismo tiempo cierra la representación escalonada, quien desvía la atención de la actuación del resto de protagonistas. El centro de atención es la representación de cristo muerto sobre una manta blanca. Su cuerpo se extiende desde el piso y termina sobre el regazo de su madre que se encuentra en éxtasis producto del dolor por el deceso de su amado hijo. María Magdalena desde el lado izquierdo se arrodilla y se inclina en actitud de reverencia sobre el cuerpo difunto, tras de ella se encuentra San Juan de pie con Manto Rojo que se cubre el rostro por dolor que le invade. En la esquina inferior derecha sobre una pequeña elevación de tierra se ubica la corona de espinas. Cierra la escena un fondo oscuro en que se disimula el larguero de la cruz sembrada al piso.
La Piedad es un tema bíblico conocido como el descendimiento que describe uno de los momentos más dramáticos de la Pasión y Muerte de Cristo, cuando la Virgen, en su calidad de madre, acompañada por María Magdalena que se acerca para besar la mano del Redentor, por el apóstol san Juan Evangelista y María Cleofás una de las primeras mujeres seguidoras de Jesús. María asume la mayor significación, protagonizando los momentos inmediatamente posteriores a la pérdida del Hijo en la tragedia del Calvario. Tema trabajado desde la Edad Media en pintura y escultura por artistas como Jaume Ferrer Bassa, de Rogier Van Der Weyden.
Es un tema muy popular dentro de las artes figurativas, que se intensifica durante el Renacimiento. Como tal, es una forma particular del tema devocional de la Virgen de las Angustias o Virgen de Dolores. La Piedad es una de las representaciones artísticas más comunes de una Virgen Dolorosa, y Mater Dolorosa (Madre de los Dolores) y Stabat Mater (Estaba de pie la madre). Si buscamos el antecedente de este tema cristiano, al igual que otros temas bíblicos, éste tiene su origen en la época clásica de la cultura romana.