Obra: Asesinos
Autor: Nelson Román
El Museo de Arte Moderno de la Casa de la Cultura Ecuatoriana posee en su colección la obra denominada “Asesinos”, realizada por el artista Nelson Román, se trata de un díptico realizado en 1977, año en que participó en el III Salón Nacional de la Casa de la Cultura. Esta obra es una representación sustentada con un fuerte dominio de la línea y el dibujo, sus formas concebidas se conceptualizan en los estudios de una tendencia feísta, aparentemente influenciado por José Luis Cuevas y Goya. Pero el artista trabaja desde su propia identidad creativa, desde la sicología y el subconsciente. Desarrolla un trabajo surrealista lleno de sombras y formas humeantes que se retuercen y emergen desde la mente humana azotada por la crueldad, el drama, lo grotesco y lo absurdo alejado de la realidad. Es como la violencia se defiende en llamas y humaredas en búsqueda de la justicia de una cruda realidad, de esta manera representa la lucha sangrienta que está sucediendo en América Latina, difumina en la parte central de la obra hasta llegar a la línea negra de horizonte en que el cielo se representa la lucha del fuego, como relámpagos del poder y la ambición elitista. La cromática la resuelve mediante el uso de una paleta trágica con colores amarillos lleno de sombras y una tierra roja, como hecha en sangre ennegrecida, donde se aprecian figuras monstruosas que empuñan cuchillos.
Nelson Román nace en 1945, en Latacunga. Es uno de los artistas más brillantes, ya que desde muy niño conoce materiales que lo llevarán al arte como los pigmentos, las plastilinas etc. Su padre fue Salvador Román quien fue artista dedicado a trabajar y elaborar obras por encargos con temática religiosa ornamental para la población. De aquí, su hijo Nelson aprendió su pasión por el arte en su tiempo libre siendo ayudante de su padre. Esto fue importante en el proceso al ver a su padre trabajar y estar rodeado del paisaje y de la comunidad indígena de Cotopaxi, que lo lleva a plasmar en sus lienzos esa cosmovisión mestiza; su búsqueda está en la concepción de la existencia humana y en la naturaleza.
En este ambiente es donde se adentra en la cosmovisión de lo autóctono que otorga a estos seres un espacio sagrado en sus vidas. Utiliza las máscaras de personajes que bailaban en las fiestas populares; como recurso principal en sus cuadros representa personajes ancestrales como el jaguar, la serpiente, el caballo, el pez, el mono, y al igual que las culturas tradicionales, da nueva vida a estos seres legendarios y misteriosos que renacen en el rito y la pintura. De esta forma los cuerpos son aleatorios y aglutinados con una composición simétrica y con una riqueza en los elementos y cromática. El arte de Román es mágico, su diversidad en cada una de sus obras y la simbología popular hacen que sus cuadros cobren vida propia.
Su obra se puede apreciar en varios museos nacionales e internacionales. Ha realizado exposiciones individuales en Ecuador, Estados Unidos, Colombia, Perú, Alemania, Francia, Reino Unido, España, etc. Entre sus galardones cuenta con los primeros premios en el Salón Premio de París (Quito, 1972), Témpera del Salón Nacional (Quito 1973), Salón Nacional de Grabado (Quito 1976), Bienal de dibujo de Guayaquil (1980) y Gran Premio en el Sexto Salón Mariano Aguilera (Quito 1978), entre otros reconocimientos a su trabajo artístico.