El mundo de la narración imaginaria sobre la historia de los ciclos heroicos de las leyendas en torno a los dioses y semidioses está atravesado por el símbolo mitológico. Con referencia a las culturas universales, recrean historias mediante relatos y hacen que aparezcan representaciones figuradas con hechos trascendentales como es el caso del cuadro de Rómulo y Remo, pintado por José Abraham Moscoso.
El artista representa a una loba amamantando a dos niños y una urraca que les tare cerezas para alimentarlos. La escena se desarrolla en una cueva rocosa. Este cuadro forma parte de las galerías del Museo de Arte Moderno de la Casa de la Cultura.
Existen diversas leyendas que hablan sobre el surgimiento de la ciudad de Roma con diversas leyendas que fueron recogidas principalmente por el historiador romano Tito Livio. Cuenta la leyenda que Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas (hijo de Venus y de Anquises), habría fundado la ciudad de Alba Longa sobre la orilla derecha del río Tíber, ciudad latina en la reinaron muchos de sus descendientes hasta llegar a Numitor y a su hermano Amulio. Éste destronó a Numitor y, para que no pudiese tener descendencia que le disputase el trono, condenó a su hija, Rea Silvia, a ser sacerdotisa de la diosa Vesta para que permaneciese virgen.
A pesar de ello, Marte, el dios de la guerra, engendró en Rea Silvia a los mellizos Rómulo y Remo. Cuando éstos nacieron y por pedido de su tío Amulio, para salvarlos fueron arrojados al Tíber dentro de una canasta que encalló en la zona de las siete colinas situada cerca de la desembocadura del Tíber, se dice que dos animales una loba y una urraca alimentaron a los niños.
Una loba llamada Luperca, se acercó a beber y les recogió y amamantó en su guarida del Monte Palatino. Pero lo más verosímil es que el pastor del ganado del rey, Faustolo los rescato y fueron criados por Aca Laurenta, su esposa llamada “loba” por su conducta licenciosa. Cuando Rómulo y Remo eran adultos dieron una batida a los pastores del Rey de Alba, Amulio, que incomodaban con robos a la comarca, luego de ser arrestados fueron llevados a la corte donde fueron reconocidos, dieron muerte a Amulio y colocaron en el trono a Numitor de Alba Longa y fundaron. Por recomendación decidieron construir una nueva ciudad en el lugar en que fueron abandonados. Se dice que la loba que amamantó a Rómulo y Remo fue su madre adoptiva humana. El término loba, en latín lupa, también era utilizado, en sentido despectivo, para las prostitutas de la época.
La leyenda también nos cuenta como Rómulo mató a Remo. Cerca de la desembocadura del río Tíber había siete colinas: los montes Aventino, Celio, Capitolio, Esquilino, Palatino, Quirinal y Viminal. Rómulo y Remo discutieron sobre el lugar en el que fundar la ciudad y decidieron consultar el vuelo de las aves, a la manera etrusca. Rómulo vio doce buitres volando sobre el Palatino y Remo sólo divisó seis en otra de las colinas. Entonces Rómulo, para delimitar la nueva ciudad, trazó un recuadro con un arado en lo alto del monte Palatino y juró que mataría a quien osase traspasarlo. Remo le desobedeció y cruzó con desprecio la línea, por lo que su hermano le mató y quedó como el único y primer Rey de Roma. Rómulo enterró a su hermano en el lugar donde quería fundar Remoria. Este hecho habría ocurrido en el año 754 a. C. Luego de ser proclamado rey para aumentar el número de habitantes construyó un asilo entre el monte Palatino y el Capitolio al que acudían cuadrillas de esclavos fugitivos y malhechores despreciados en otros pueblos, la procreación de estos individuos se da luego que Rómulo hace uso de sus artificios para robar a las hijas de las sabinas y hacerlos casar, lo que ocasionó sangrientas guerras, triunfando sobre los senineos, a quienes convierte en sus súbditos. Esto no sucede con los sabinos por la intervención de las mujeres robadas que median para vivir en paz con los romanos.