BIOGRAFÍA:
Oswaldo Guayasamín Calero, (1919-1999)
Pintor, dibujante, muralista, escultor. Nació en Quito el 6 de Julio de 1919. Murió en Baltimore, Estados Unidos, el 10 de marzo de 1999. Hijo de José Miguel Guayasamín Corredores de origen Kichwa, quien trabajaba la carpintería y, más tarde, como taxista y camionero, por lo que se ausenta durante largas temporadas de su casa. Su madre, María Dolores Calero era mestiza. La familia vive en una gran miseria y Oswaldo fue el primero de diez hijos.
Estudió en la escuela de El Cebollar. Posteriormente, a pesar de la oposición de su padre, ingresa a la Escuela de Bellas Artes de Quito y, en 1941 se gradúa como el mejor alumno, obteniendo el título de Pintor y Escultor, tras haber seguido también estudios de arquitectura. En 1942, viajó a Estados Unidos y México. Fue Vicepresidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y, en 1971 le designan Presidente de la misma institución cultural.
Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid. Presidente Electo de la reunión constitutiva de la Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos. Crea la “Fundación Guayasamín”, como patrimonio del Ecuador y le dona sus obras y sus colecciones de arte. Recorre casi todos los países de América y más tarde visita España, Francia, Italia, Checoeslovaquia, Unión Soviética, China y otros lugares del mundo.
En 1986 Doctor Honoris Causa por la Universidad Central. En 1996 impulsó la construcción de la Capilla del Hombre. Su serie La Edad de la Ira de 250 óleos ha sido exhibida en varios museos del mundo. En pintura ganó el segundo premio, en el año 1941 y primer premio en el año 1942 respectivamente en el Salón Municipal Mariano Aguilera. Obtiene el Gran Premio de Pintura de la III Bienal Hispanoamericana de Arte en Barcelona, en el año 1956; Premio mejor pintor de Sudamérica en la Bienal de Sao Paulo en 1957; Gran Premio Salón de Honor II Bienal de Pintura, Escultura y Grabado de México, en 1960. Por su actividad artística, en el año 1991 recibió el premio Eugenio Espejo del Gobierno Nacional.
Sus cenizas fueron enterradas dentro de una vasija de barro en la Capilla del Hombre, en Quito. Realizó unas 48 exposiciones individuales y su producción fue muy fructífera en pinturas de caballete, murales, esculturas y monumentos. Entre sus murales figuran: La Conquista española, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1948; Homenaje al Hombre Americano, Centro Bolívar de Caracas; Descubrimiento del rio Amazonas, Palacio de Gobierno, Quito, 1958; Historia del Hombre y la Cultura (Facultad de Jurisprudencia, Quito, 1958); Ecuador, Consejo Provincial de Pichincha, Quito, 1980; España-Hispanoamérica, Aeropuerto Barajas, Madrid, 1982); Historia de la Constitución del Ecuador, Palacio Legislativo, Quito, 1988. Entre sus esculturas: La Patria Joven, Centro Cívico, Guayaquil; Rumiñahui, Sangolquí, Pichincha. Su obra humanista, señalada como expresionista, refleja el dolor y la miseria que soporta la mayor parte de la humanidad y denuncia la violencia que le ha tocado vivir al ser humano en el monstruoso Siglo XX, marcado por las guerras mundiales, las guerras civiles, los genocidios, los campos de concentración, las dictaduras, las torturas.
Guayasamín fue amigo personal de importantes personajes del mundo, y ha retratado a algunos de ellos, como Fidel Castro y Raúl Castro, Paco de Lucia, Francois y Danielle Mitterrandt, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Rigoberta Menchú, Mercedes Sosa, el rey Juan Carlos de España y la princesa Carolina de Mónaco y algunos famosos y famosas, como Toty Rodríguez, Silvia Pinal, Silvio Rodríguez, entre otros.
Mural de la selva (1949) Caseina sobre madera 236 x 130 Cm.
NOTA BIOGRÁFICA
Guayasamín es un hombre apasionado. Le gusta dialogar y abordar todos los temas de conversación, ya que su temperamento le lleva preferentemente a los problemas sociales, y se esfuerza igualmente por aclarar con paciencia todo lo que al arte plástico se refiere. Interviene enérgicamente, a veces impetuoso, en voz alta, con palabras claras, duras incluso corrosivas. Se expresa con claridad, en un monologo sin complacencia, que siempre es comprometedor. En las reuniones amistosas le gusta tocar la guitarra y cantar las canciones de su patria. Cuando era joven, ganó incluso dinero cantando por las noches en distintos lugares.
De estatura pequeña, fuerte, cabello negro –siempre con algún fleco caído sobre la frente-, la cara alargada, la mirada penetrante, cuello grueso, las manos fuertes y enérgicas; en todo se reconoce claramente su descendencia de raza india. Vive en una amplia finca diseñada por él mismo, rodeado por una importante colección de arte colombiano, y otra más reducida de arte colonial. En algunas salas están expuestas permanentemente sus obras, y de vez en cuando también junto a alguna colección de cuadros de otro artista.
Como artista ha hecho gran número de retratos. En este aspecto solo pretende ser el medio de la realización, el instrumento por el cual la persona representada llegue a “revivir” en el lienzo. Cada retrato exige una técnica particular y un acercamiento distinto que corresponde a la personalidad de quien ha de ser retratado. Lo que busca es aprender a leer el interior del hombre, según su fisonomía exterior. Hace falta oírle hablar sobre cada rasgo particular (boca, nariz, ojos) como elementos fundamentales para definir, para llegar a conocer con exactitud al individuo. Su iniciación en la escultura tenía en principio la intención de dar forma concreta a lo que buscaba; era un medio para dar forma a los diversos elementos, una experiencia para enriquecer su traslado al lienzo.
Retrato: María R. Iñiguez Oleo/Tela 72×100 Cm.
ENTRADA A GUAYASAMIN, Por Pablo Neruda
Los nombres de Orozco, Rivera, Portinari, Tamayo y Guayasamín forman la estructura andina del continente. Son altos y abundantes, crispados y ferruginosos. Caen a veces como desprendimientos o se mantienen naturalmente elevados, unidos territorialmente por la tierra y por la sangre: por la profundidad indígena. Guayasamín, entre los unos y los otros, emprendió en su obra el juicio final que les pedíamos a los solitarios del Renacimiento. Pocos pintores de nuestra américa tan poderosos como este ecuatoriano intransferible: tiene el toque de la fuerza; es un anfitrión de raíces: da cita a la tempestad, a la violencia, a la inexactitud. Y todo ello, a vista y paciencia de nuestros ojos, se transforma en luz…
Guayasamín es uno de los últimos cruzados del imaginismo: su corazón es nutricio y figurativo: está lleno de criaturas, de dolores terrestres, de personas agobiadas, de torturas y signos. Es un creador del hombre más espacioso, de las figuraciones de la vida, de la imaginación histórica. Yo le tengo en mi santoral de santos militares, aguerridos, jugándose siempre el todo por el todo en la pintura. Las modas pasan sobre su cabeza como nubecillas. Nunca le aterrorizaron.
Presento, y es mucho honor para mí, a este pintor germinativo y esencial, seguro de que su universo puede sostenerse aunque nos amenace como un derrumbe cósmico.
Pensemos antes de entrar en su pintura, porque no nos será fácil volver.
COMENTARIOS SOBRE GUAYASAMIN
“…La trayectoria artística de Guayasamín está dentro de la tendencia del arte PARA SI, ya que él, desde su iniciación, se saturó de la problemática social del mundo, del país, del hombre, de la humanidad y, a base de esa compenetración, ha creado un mensaje que perdura y que es voz comunitaria, grito de una sociedad perturbada y martirizada por el dolor y la tragedia…
El Arte de Oswaldo Guayasamín no está dedicado a la comodidad, al simple ornamento, a ser un relajante. El arte de Guayasamín está destinado a encolerizar, a rebelarse, a tomar conciencia de los problemas sociales más desgarradores…”
José Félix Silva
“Guayasamín trae una dignidad y una fuerza nueva a un elemento de la pintura qué en los últimos tiempos se ha dejado languidecer. Me refiero. Desde luego, al elemento de “protesta”, que no podemos permitirnos el lujo de perder..”
“El rostro del alma humana”
Alexander Eliot
Hay lo otro en estas pinturas de majestad de piedra, ternura de madera sonora y cuero de reptil; hay lo que no se ve, lo que no se oye latir, hervir, nacer, pugnar, morir, crecer, vivir, ser pintura que no es pintura, que es, que es –más que pintura- hallazgo del hombre no expulsado del hombre, de la materia dentro de la materia misma, del color no prefabricado, de la raíz que crece y se hunde más y más por huir del peso del árbol que sostiene, del peso del cielo; estas pinturas han nacido, se han multiplicado enterradas en el suelo de un país de nieves y cóndores –Ecuador- para sostener mejor el peso de la realidad de América.
Miguel Ángel Asturias
No cuenta, sino que proclama la injusticia fuera de la ley; reclama el derecho de reconfortar, de estimular, de construir. Moviliza, interroga… El pintor no nos conduce a la neblina de la desesperación. Nos lleva por medio de la realidad amarga, sin engañarse y sin engañarnos. No es a los dioses a quienes enaltece, sino a sus contemporáneos que combaten.
Lucien Curzi, L’Humanité, París.
Guayasamín, o sea el arte monumental… Uno de los más grandes artistas de su continente… Dolor, rebelión y esperanza proletaria en las obras de Oswaldo Guayasamín…
Darío Micacchi, Paese Dera, Roma.
El elemento de protesta aparece, digamos, con el cuadro El fusilamiento del 3 de mayo de 1808 en Madrid, de Goya, y vuelve a alcanzar las mismas cumbres con Comedores de patatas, de Van Gogh, Los obreros regresan a su hogar, de Edward Munch, Guernica de Picasso, y El hombre, de Guayasamín, a la lista de esos triunfos eminentes y perturbadores.
Alexander Eliot, Life en español.
Frases de Oswaldo Guayasamín:
1.- “No quiero dejar nada a la imaginación del espectador. Quiero que todo sea nítidamente claro. Que el mensaje sea sencillo y directo. No quiero dejar nada al azar. Que todo sea concreto. Que cada figura, cada símbolo sea esencial, único y simple”.
2.- He pintado más de seis mil cuadros, entre óleos, acuarelas, dibujos, grabados, etc.; he realizado numerosas esculturas y en el país hay tan sólo una pequeña parte de mi producción. Adoro a Quito y lo he pintado tanto; en mis cuadros he reflejado mi pasión por mi tierra. Pero esa obra se encuentra dispersa.
EL HUACAYÑAN
“El prisionero” Oleo/Tela 100×80 Cm.
“El niño enfermo” Óleo/Madera 120×70 Cm.
“La ciega” Óleo/Tela 120×70 Cm.
LA EDAD DE LA IRA
MUJERES LLORANDO (De la Edad de la Ira)
QUITOS
FLORES
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía:
Libro: 65 años de la Plástica Ecuatoriana, Salón Exposición Mariano Aguilera.
Libro: Texto Guayasamín – Ediciones Nauta.
Libro: Guayasamín – J. Camón Aznar
Diccionario Biográfico Ecuatoriano de César Augusto Alarcón.
Internet en línea.