VIRGEN DE LA ESCALERA
Autor: Anónimo
Técnica: Óleo sobre tela
Siglo: XVIII
El origen de Nuestra Señora de la Escalera se remonta a la extinguida Recoleta Dominica de Quito. Esta obra representa el árbol genealógico de la Orden. Presenta a Santo Domingo recostado, del que crece una vid, en cuyo tronco aparece la Virgen del Rosario, de cuyas ramas salen seis santos dominicos Jacinto de Polonia, Pedro Mártir, el beato Santiago de Bevagna, Vicente Ferrer y Antonino de Florencia. El santo fundador sostiene una vara de lirios, como símbolo de castidad y pureza, junto a él un libro abierto que representa la intelectualidad o la representación de las Sagradas Escrituras y también un cachorro con una tea prendida entre las fauces.
La Orden Dominica se estableció en Quito a mediados del siglo XVI, poco después de la conquista española. La Orden fundó el convento en esta ciudad cinco años más tarde, el primero de junio de 1541, concedió el Cabildo a Fray Gregorio de Zarazo un sitio para que edificasen el convento.
Al mismo tiempo que se fundaba el monasterio de San Diego, se fundaba el nuevo convento de Dominicos recibiendo el nombre de Recoleta, porque los frailes que se retiraron a vivir en él, tenían el propósito de guardar con perfección las reglas y constitución de su orden.
El fundador fue el Padre Fray Pedro Bedón, nacido en Quito y nieto por parte de madre del capitán Gonzalo Díaz de Pineda. Fray Pedro Bedón vistió el hábito de Santo Domingo, fue enviado por sus superiores a Lima a continuar sus estudios y enseño Filosofía, donde aprendió el arte de pintar del hermano jesuita Bernardo Bitti, célebre pintor italiano.
Una vez ordenado de sacerdote, regresó a Quito. Fue profesor de Teología durante quince años y a su cargo la enseñanza de la lengua Inca. En 1600 fundó la Recoleta con el propósito de predicar Eligió un sitio apartado del centro de la población en una planicie sobre la hondonada del Machángara. La obra se inicia con las limosnas de los fieles. Como constitución prescribe la abstinencia perpetua de la carne.
La Recoleta de Quito, así como el convento de Ibarra, fueron dedicados a la Virgen en la advocación de Nuestra Señora de la Peña de Francia por la devoción del fundador. El Padre Bedón con gran fervor para propagar la devoción del Rosario y por su piedad a la Santísima Virgen.
Una de las gracias que le otorgó la Divina Providencia, fue pintar al óleo de su mano en una de las paredes del antiguo Convento Dominico llamado la Recoleta de Quito: una bellísima imagen de Nuestra Señora del Rosario de tamaño natural, conocida con el nombre de la Virgen de la Escalera por el sitio en el que estuvo colocada. Esta imagen se hizo célebre por sus prodigios y la pequeña capilla en que se la veneraba fue muy frecuentada por los fieles.
En 1871, la imagen fue retirada del antiguo Convento de la Recoleta y trasladada a una cuadra más arriba al otro ángulo de la plaza donde se construyó una capilla adecuada y espaciosa, con fehaciente devoción por el pueblo de Quito, su culto se difundió por varios lugares de la República.
La Recoleta Dominica pasó a ser residencia de las religiosas del Buen Pastor que, en 1871, vinieron traídas por García Moreno, por las reformas y reparaciones del vetusto claustro adaptándole a las nuevas necesidades de la nueva Comunidad. Se resolvió devolver la pared donde estaba pintada Nuestra Señora de la Escalera. Los vecinos de la Recoleta especialmente Doña Carmen Ante, viuda de Correa, quien obtuvo las respectivas autorizaciones para cortar el trozo de pared y trasladarla al ángulo norte de la placeta contigua, ofreciendo la edificación de una capilla para tan popular advocación.
La nueva capilla fue bendecida el 3 de agosto de 1873. En este Santuario pasó treinta y seis años de fervoroso culto. Hasta que el 10 de agosto de 1909 en el Primer Centenario de la Emancipación Política, por la que se realizó una exposición Industrial y Artística cuyo Palacio se levantaría al lado de la Virgen de la Escalera. El radicalismo se aprovechó de esto y repentinamente se retiró el techo de la capilla quedando al descubierto la Santa Imagen.
La autoridad eclesiástica y la población se alarmaron por lo que resolvieron salvar la bellísima pintura mural, para lo cual se ofreció el señor Joaquín Albuja trasladar la pintura mural a lienzo con un procedimiento que solo él conocía, llevándolo a cabo con perfección y satisfizo las aspiraciones de sus devotos.
Se organizó una procesión para conducir la obra desde la Recoleta al templo de Santo Domingo la peregrina Imagen fijada en tela. El clero, las Comunidades religiosas, la Comunidad Dominica, los colegios y el pueblo presidido por el Obispo de Portoviejo Fray Juan María Riera.
La procesión entró al Templo de Santo Domingo. El ilustrísimo Obispo de Quito Monseñor Federico González Suarez subió al púlpito y recordó la historia de Nuestra Señora de la Escalera, para dar inicio a la celebración. La capital ecuatoriana tributó el 15 de agosto de 1909 a Nuestra Señora de la Escalera.