OBRA DE LA SEMANA: «MUJER Y NIÑO»

Obra: Mujer y Niño

Autor: Félix Arauz

El Museo de Arte Moderno de la Casa de la Cultura Ecuatoriana posee en su colección la obra denominada “Mujer y Niño” realizada por el artista Félix Arauz, en 1969. Pintura que se encuentra en el denominado “Feísmo”. En el discurso y la propuesta estética expresionista, el feísmo es considerado como algo que carece de realidad propia, es lo que desagrada y produce rechazo al canon del arte clásico. Trabaja temas siniestros, de miedo, barbarie, crueldad, sanguinolentos y grotescos, desagradables y hasta repugnantes a la sensibilidad del espectador en muchos casos como arte de denuncia buscando la reflexión y cambio en la sociedad. Para la artista y filósofa Annie Le Brun, el término estético del feísmo lo conceptualiza de la siguiente manera “Así como la belleza abre el horizonte, iluminando de repente lo que existe con otra luz, la fealdad reduce, rebaja y paraliza hasta hacer desaparecer toda perspectiva, como una suerte de reclusión que incita al servilismo”. En la obra de Mujer y Niño se representa los reflejos del temor y la miseria humanos, con un trabajo textural insuflador de atmósfera trágica. Donde se puede apreciar dos figuras, desoladas, deformes frente al espectador. Usa colores que contribuyen al efecto desolador, descarnado, de cromática oscura y un tratamiento concienzudo de la materia, hicieron de esta pintura una de las expresiones visuales más poderosas de la pintura ecuatoriana.

Félix Arauz nació en Guayaquil, el 2 de mayo de 1935. Estudió la primaria en la escuela fiscal Simón Bolívar, donde se destacó por su habilidad y talento para el dibujo. Participa exitosamente en un concurso escolar con una serie de retratos al carboncillo de los presidentes ecuatorianos. En1957 su hermano Carlos le pagó el ingreso a la Escuela Municipal de Bellas Artes y tuvo por maestro preferido a César Andrade Faini, quien le enseñó los secretos del color. Durante su segundo año de estudios quedó huérfano de padre, lo cual lo motivó a canalizar sus emociones a través de la pintura. Ya en esos años había realizado sus primeras exposiciones individuales en la Casa de la Cultura y en el Centro Ecuatoriano Norteamericano de Guayaquil.

En 1967 recibió una beca del gobierno de los Estados Unidos para estudiar y conocer Galerías, Escuelas de Arte y Museos de ese país. Primero estuvo con Gilberto Almeida, Jaime Villa, Germán Pavón en New York, luego, en Filadelfia, Washington, Chicago, San Francisco, Los Ángeles, Miami. Hacia fines de esa década, al tiempo de dar el salto de las telas de gran formato, luego de un período corto de abstraccionismo, entró a una torturada visión de personajes que decurren entre la angustia y la desolación cercana al feísmo y con claros acentos expresionistas. Su pintura tenía un contenido intimista, una presencia obsesiva de sus miedos interiores.

En los años 80, la obra de Arauz cambia. Sufre una transformación provechosa, sus personajes feístas pasan a la ternura, poblando sus telas de rostros de niños absortos y de miradas perdidas (sus alumnos probablemente), un mundo más expresivo y audaz en el dibujo, rodeando sus caritas infantiles y sus cabezas con flores. Finalmente, por los años 90 aparecen nuevas formas de paisajes, flores y bodegones, que alternando con los “árboles cabeza”, han identificado la obra del maestro en los últimos años.

Entre los premios que obtuvo en su carrera se destacan: Primer premio Salón Nacional de Octubre, Guayaquil – 1963 y 1972; Gran Premio Medalla de Oro Salón de Julio, Guayaquil – 1968; Medalla de Oro al Mérito Artístico otorgado por la Municipalidad de Guayaquil – 1981.

 

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