ROY SIGÜENZA, 30 AÑOS DE ESCRIBIR DESDE LA PERIFERIA

Roy Sigüenza (Portovelo, 1958) está acostumbrado a escribir desde los márgenes, desde la periferia literaria y la periferia geográfica.

Desde allí ha logrado convertirse en uno de los poetas más destacados de la literatura ecuatoriana de las últimas tres décadas.  Para celebrar estos 30 años de producción lírica, Severo editorial y la USFQ Press, casa editorial de la Universidad San Francisco de Quito, publicaron ‘Habilidad con los caballos’, un libro que reúne y ordena el trabajo poético que ha publicado hasta el momento.

El libro, además, incluye poemas inéditos escritos en el último año, una reproducción de ‘Cabeza Quemada’, el primer poemario que se publicó en 1990, en forma de ‘plaque­tte’, y una postal en la que se puede leer: “Iré, qué importa, caballo sea la noche”, los versos de ‘Piratería’, uno de sus poemas más populares. A lo largo de estas tres décadas, Sigüenza se ha dedicado a explorar temas como el deseo masculino, la territorialidad y los afectos y la historia homoerótica.

Sobre ellos vuelve en ‘Cabeza quemada’, ‘Tabla de mareas’, ‘Ocúpate de la noche’, ‘La hierba del cielo’, ‘Cuerpo ciego’, ‘Cuatrocientos cuerpos’, ‘Apuntes de viaje a Nurdu’ o ‘Memorial de la boca’. 

Una de las cosas que atrapa de su poesía es que estos tópicos están poblados de pequeños gestos heroicos protagonizados por cuerpos que, como sucede en ‘Piratería’, se lanzan a lo desconocido impulsados por su deseo; cuerpos que gozan pero también cuerpos que sienten dolor y soledad.​En el prólogo de ‘Habilidad con los caballos’, la escritora María Auxiliadora Balladares sostiene que la poesía de Sigüenza fascina porque replica la conformación de un aparato mitológico.

“Los cuerpos que la habitan, las genealogías poéticas en las que se instala, el tono y la estructura del relato cosmogónico o heroico que asume buena parte de sus poemas, se organizan como los elementos constitutivos de un universo nuevo”.  En este nuevo universo del que habla Balladares, el yo poético de Sigüenza asume la homosexualidad de forma directa.

Lo hace en medio de atmósferas llenas de referencias míticas, noches oscuras, agua y caballos por todas partes. Un ejemplo de esta aseveración aparece en ‘Exilio’, un poema que es parte de ‘Tabla de mareas’: “Es aquí donde edifico mi reino: en la orilla de tu cuerpo, a su sombra dormida ato caballos al sueño y pongo el mar a la extensión que quiera…”.

De la misma manera en la que el yo poético habla del deseo del cuerpo del amado también habla de la pasión, el dolor y la violencia, como se puede leer en el poema ‘Sujeto peligroso’: “Amado, cuídate de mí el Obsesivo. Este tipo que ves. No te me acerques: llevo la huesería floja y el cerebro -dicen- en otra parte. Que no te vea por la calle. No vayas a los bares que frecuento. No escuches a los Chili Pepper ni leas a la Yourcenar”.  La presencia de este yo poético también está matizada por una especie de protesta literaria contra ciertas realidades que son parte de la historia homoerótica.

En ‘Escondites’, el autor apunta: “Los hoteles no permiten parejas de hombres enamorados en sus cuartos (aunque presuman de heterosexualidad, el recepcionista siempre tiene sus dudas) para ellos están las casas abandonadas, el monte, los parques, los asientos traseros de los cines, los autobuses (las luces apagadas), hasta donde acude el amor, los llama y acoge”. 

En su poesía inédita, textos escritos entre el 2019 y el 2020, ese yo poético confiere protagonismo a la boca, un lugar del cuerpo que para este poeta es esencial. Como sostiene Balladares, la boca en su poesía está en contacto con el afuera y el adentro.

“Que Roy haya escogido esa parte del cuerpo, ese umbral para pensarlo y recrearlo en el poema, nos devuelve sobre la certeza de que somos (cuerpo tocado, tocante, frágil, vulnerable, siempre cambiante, huidizo, inasible) y también somos las palabras por donde se escapa el alma”. A través de su poesía, también deja ver su faceta como lector. En sus libros hay citas de Álvaro de Campos, Severo Sarduy, Luis Cernuda, Robert Lowell y Fernando Pessoa y poemas dedicados a Constantino Cavafis, Yukio Mishima y W. H. Auden.

El diálogo que teje con este poeta, a través de su obra, se inicia con la publicación de ‘Cabeza quemada’ y se extiende por poemas como ‘Leyendo a W. H. Auden’ y ‘Epitafio para la tumba de Wystan Hugh Auden’. Sobre la poesía del escritor británico señala que le permitió ampliar su paisaje existencial. “También me atrae -dice- su trabajo como ensayista. Uno de sus libros más interesantes es ‘Arte de leer’, en el que reflexiona sobre su escritura y sobre los mecanismos para escribir”. 

Con ‘Habilidad con los caballos’ suman dos las obras antológicas dedicadas a la poesía de Sigüenza. La primera lleva por título ‘Del abrazadero y otros lugares’. El libro reúne los textos publicados entre 1990 y el 2005. Cuenta con un estudio introductorio del cuencano Cristóbal Zapata. ​En un sociedad que todavía reprime los afectos homoeróticos, la poesía de Sigüenza se convierte en una escritura que puede abrir nuevas visiones del amor, la soledad y el dolor. El autor sabe que a veces escribir es ponerse en peligro, pero igual él corre el riesgo y sigue creando versos memorables. Quizás la razón de ese empeño, como apunta en uno de sus versos más recientes, sea ­porque “el poema es la única boca que dice la voz”.

:https://www.elcomercio.com/tendencias/roy-siguenza-escritor-poesia-periferia.html. 

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