OBRA DE LA SEMANA: NUESTRA SEÑORA DE LA PRESENTACION DE EL QUINCHE

NUESTRA SEÑORA DE LA PRESENTACION DE EL QUINCHE

Autor: Anónimo

Técnica: Óleo sobre tela

Siglo: XVIII

 

Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche, es una advocación a María de la iglesia católica. La historia nos dice que, medio siglo después de iniciada la conquista en tierras ecuatorianas, los indígenas de Lumbisí, un pequeño caserío que pertenecía a Cumbayá, desearon tener una copia de la Virgen de Guápulo, la cual se veneraba alrededor de 1586. Diego de Robles hizo entonces la imagen de madera de cedro, pero los Lumbisís no pudieron pagarle el precio convenido, y éste lo llevó a los indígenas de Oyacachi, al enterarse que estos se interesaban en una imagen, quienes le pagaron con tablones de fino cedro que el escultor necesitaba para sus trabajos. Recogieron la hendidura de un peñasco de la cordillera y allí fue colocada la Virgen.

Cuentan que apenas la efigie ocupó el lugar, bandadas de cantoras avecillas revoloteaban constantemente en torno a ella, alegrando el lugar con sus trinos. Cuando al descender la noche se retiraban los pajarillos, un resplandor hermoso circundaba la imagen de María. También se dice que don Diego de Robles regresó un día a Oyacachi, los indígenas se regocijaron y le pidieron que se quedara unos días entre ellos, para construir en madera un altar para la Santísima Virgen, el artista se negó y emprendió el viaje de regreso a Quito, en un momento, al pasar por el puente de un caudaloso río, el caballo dio un salto y lo lanzó fuera de la silla. Robles iba a caer en lo más hondo de las aguas, clamó a la Virgen de Oyacachi, en ese instante atravesaban el puente dos caminantes y le sacaron del peligro, cuando el artista quiso darles las gracias, ellos ya habían desaparecido. El escultor comprendió que fue una gracia del cielo. Por eso regresó a Oyacachi, allí construyó el altar de la Virgen.

Pronto la Virgen de Oyacachi llegó a ser famosa en toda la comarca. Numerosas romerías de los pueblos vecinos comenzaron a frecuentar este sitio, antes desconocido. Por ese motivo, los indígenas se vieron en la necesidad de construir una capilla para colocar a la Virgen. Entonces comenzaron otros prodigios que comprobaban el deseo de la Virgen que se erigiese un santuario.

Más tarde el sabor popular enriquecerá los hechos con la leyenda de que la Virgen se les había aparecido ante los indígenas del lugar en una cueva, prometiendo librarlos de los peligrosos osos que devoraban a los niños. Los numerosos milagros que comenzaron a atribuírsele, aumentaron sus fieles en toda la región. Cuenta la leyenda en torno a la imagen de la Virgen, que muchas veces vieron vacío el pedestal en la roca, porque ella iba a socorrer a los enfermos, y al otro día se le volvía a ver en su lugar con los pies enlodados.

Quince años permaneció la imagen al cuidado de los indígenas, hasta que en 1604, el obispo de Quito ordenó su traslado al poblado de El Quinche, de donde finalmente tomó su nombre. Fue puesta en la iglesia parroquial, sin embargo, pronto tuvieron que pensar en la construcción de un templo más grande. En 1630 la sagrada imagen fue colocada en un nuevo santuario, donde permaneció sin contratiempo por 200 años. Con el terremoto de 1869 el templo quedó en terribles condiciones, pero quedó en perfecto estado la imagen de la Virgen. El templo fue reconstruido.

Visita por primera vez al Cabildo de Quito donde la declararon Patrona y Protectora de la ciudad en 1632. También nombrada protectora de la Independencia ecuatoriana en el año de 1822.

Para la Virgen de El Quinche se entonan canticos en quecha, jibaro y dialectos de la región a más del castellano, cantos que se entonan desde hace cuatro siglos dedicados a la señora protectora.

Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche, obra que se caracteriza por su ingenioso manejo artístico, prueba el sincretismo imperante en el período de la Audiencia de Quito, es parte de la Sala de Miniaturas, se encuentra con un marco tallado en madera con pan de oro, engrandece en características plásticas la valiosa colección que se muestra en el Museo de Arte Colonial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”.

 

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