La figura de Atahualpa luce imponente en la plaza de la parroquia de Caranqui.
Los cronistas e historiadores clásicos nos contaron la historia de Imbayas, Caras, Caranquis y del Reino de Quito; y a su tiempo, escribieron en detalle cual era la composición arquitectónica del Centro Imperial de Caranqui, que los arqueólogos actuales redescubrieron es un complejo arquitectónico, no solo incásico sino Caranqui, evidencia que confirma a los cronistas antiguos, a la etnografía y a la historiografía clásica sobre la pretérita presencia de la nación Caranqui como a Juan de Velasco, Cieza de León, Jijón y Caamaño, Espinoza Soriano, Esquivel Inavia, Inca Garcilazo de la Vega, Cabello y Balboa, Andrade Reimers, también Oviedo y Valdés, entre otros, no solo ecuatorianos, también peruanos; que en los últimos 30 años, hundieron en un injusto descrédito a los pioneros escritores de nuestra historia por tener la ventaja de poseer más rigurosidad científica para la nueva historia mediante un estudio interdisciplinar de la etnohistoria, apoyados en la paleontología, la genética, la arqueología y la antropología, estas fuentes brindan hoy mayor rigurosidad y certezas para recuperar el poderoso simbolismo de Caranqui, cuna de Atahualpa.
Inka Huasi, es parte de los vestigios más septentrionales del Tahuantinsuyo. Los arqueólogos que trabajan en ella nos dan esta descripción:
Se trata de un ´estanque hecho de piedra muy fina´, es el templo de agua semihundida que ha sido el enfoque central de las investigaciones arqueológicas internacionales y colaborativas desde 2.007. Es una estructura impresionante que mide 10 x 16 metros, es único dentro del Imperio Inca… El área norte del templo es semi-hundida, donde las excavaciones arqueológicas descubiertas evidencian la presencia de viviendas y enterramientos pertenecientes a la época Caranqui que datan entre los años 100 AC- AD 100; o sea unos 1.500 años antes de la llegada de
los Incas.
Cieza de León, mucho antes de Juan de Velasco, describe a Caranqui refiriéndose primero a sus
… grandes y suntuosos aposentos de Carangue en una plaza pequeña, dentro de ellos hay un estanque hecho de piedra muy prima, los palacios y moradas de los Ingas están así mismo hechos de grandes piedras galanas y muy sutilmente asentadas. Había antiguamente el Templo del Sol y estaban en él dedicadas y ofrecidas para el servicio, más de 200 doncellas muy hermosas.
En conclusión, Cieza declara que:
aunque está todo muy arruinado, se ve que fue algo muy significativo en la antigüedad.
También Oviedo y Valdés, al apuntar algunos aspectos de la conquista del norte del antiguo Reino de Quito dice que en Caranqui:
se halló una casa del sol, chapada de oro y plata por dentro y por fuera, aunque pequeña…
En Caranqui nació Atahualpa, hijo de Huayna Cápac y de la Quilago (Reina Paccha Duchicela). Los cronistas discrepan ante este hecho, lo niega el propio Cieza, pero lo confirma entre otros, Esquivel Inavia.
Juan de Velasco expresa: el pueblo de Caranqui, distante una legua de la Villa está sobre los vestigios del asiento de los españoles (se refiere a la ciudad colonial) y de la antigua ciudad de los indianos, célebre por su magnífico palacio real donde nació el Inca Atahualpa; por fin, su riquísimo templo del sol y por su monasterio de vírgenes, solo quedan indicios para conjeturar en donde estuvieron.
Caranqui fue grande, desarrollada, emprendedora, guerrera. El peruano Espinoza Soriano dice que los Caranquis, conocían el telar horizontal, el algodón, la lana, la cabuya y la cerámica; pulían la piedra, fundían metales; tenían espejos; y principalmente sabían esculpir signos convencionales. Los Caranquis eran una cultura muy desarrollada según el peruano Inca Garcilazo de la Vega, cuando debían defender su terruño eran ´fieras que pelean obstinadamente´.
Según el historiador Enrique Ayala que hace referencia a Espinoza Soriano, Atahualpa vivió en su nativa Carangue y fue un gran líder. Atahualpa, como el último Inca, fue emperador caranqui y la fortaleza caranqui, eje militar del imperio del Tahuantinsuyo.
Jijón y Caamaño llamó a Caranqui, el ´País Caranqui´. Los historiadores clásicos nos cuentan que después de la batalla de Yahuarcocha, tras decenas de años de resistencia, los campos asolados y abandonados, los edificios en ruinas, todos los hombres caranquis capaces de portar armas fueron asesinados por el invasor y solo quedaron en la triste tierra de caranqui, mujeres y niños. El mestizaje fue un hecho consecuente de la conquista, multitud de niños de padres peruanos nacieron en esa época crecieron con sus abuelos y primos y con sus hermanos caranquis aprendieron de ellos el amor a la tierra y junto con los niños sobrevivientes un natural rencor a los padres conquistadores. Entonces, liderados por Atahualpa, se forjaron para una guerra que parecía inevitable.
Los quiteños, según Andrade Reimers, habían peleado 10 batallas contra ejércitos, cada vez más multitudinarios, hasta que consiguieron ocupar el Cuzco.
Cabello y Balboa calificó como cruel la conducta de guerra de los Caranquis; dice que hasta las insensibles piedras sintieron dolor con su entrada; los Caranquis estaban en guerra y en ella desfogaban el odio que habían reprimido durante más de tres décadas, luego de la matanza de Yahuarcocha, los huambras que peleaban con Quisquís se cobraron una vieja deuda. En mes de abril de 1.532 se desmoronó el Tahuantinsuyo en Chontacajas (o Quipaipan) gracias a la pericia guerrera de Quisquís y Calicuchima. A partir de entonces, Atahualpa el mestizo Caranqui señoreó como emperador del Tahuantinsuyo.
FUENTES
Costales Alfredo y Peñaherrera de Costales Piedad
Huambracuna- La epopeya de Yahuarcocha