SUSANA REYES Y MOTI DEREN VUELVEN CON SU ARTE EN ‘NIDO, EL CAMINO DEL RETORNO’

 

Santiago Estrella. Editor (o)

La bailarina y coreógrafa, Susana Reyes, y el músico Moti Deren, presenta, desde las 19:30 del martes 21 de marzo, en el teatro Nacional de la Casa de la Cultura, la obra ‘Nido, el camino del retorno’, previo a su presentación en abril en el festival de música sacra. La entrada para ver esta obra es libre. Si bien es un reestreno de la del 2018, es una lectura necesaria en estos tiempos cuando la humanidad ha vivido tiempos duros desde la pandemia.

La obra que tuvo una gran acogida aquel año, pero Susana explica que ahora se ha vuelto una necesidad reestrenarla «después de todas las vivencias que hemos tenido como humanidad en estos últimos años».

¿Y qué buscó la humanidad? Esa es la gran pregunta. Pues la de volver a casa, al corazón, a reconocernos en el otro. «Volver a ser el el grano de la misma mazorca. Era como un remezón para la humanidad, que se repotencia».

¿Y cómo se muestra eso en la obra? Pues, con la travesía de un pájaro, que está herido, que está quebrantado, que está manchado, perdido, «y va encontrando un caminito por donde volver a su casa, a su nido. Pasa por los rituales, por la purificación del agua, a renunciar a las cosas que no pertenecen a su plumaje», añade Reyes, hasta encontrar la ruta de su ser eterno.

Reyes y Deren: La pareja indomable

Desde hace más de 30 años, Moti Deren y Susana Reyes son una pareja en la vida y en la creación. Y durante todo este tiempo han producido muchas obras juntas, aunque también han trabajado por separado. Pero en el escenario, es casi imposible pensar en la una sin el otro y viceversa.

Ambos tienes orígenes distintos. Ella, vinculada al mundo andino y de la mujer; él, de origen judío, con 30 familiares que fueron víctimas del campo de concentración más brutal del régimen nazi: Auschwitz. Pero ambos entendieron que la espiritualidad es algo que se puede compartir.

«Con el tiempo siento que Moti y yo nos hemos encontrado y hemos hecho un tejido y una intimidad maravillosa. Cuando nos conocimos, no sabía qué de mí me reconocía en él y qué de él en mí. Moti, hijo de un pueblo que ha sufrido terriblemente con ancestros de holocaustos y yo, una mujer andina con todo lo que eso significa», dice Reyes.

De algún modo, era una historia compartida guardada en la memoria. Y con el paso de los años se han ido reconociendo en cosas más profundas. No es una postura. Cuando se los ve en el escenario, parecen uno solo, aunque ella baile y él toque la música. Hay algo esencial que los une. Y es «la espiritualidad», dice Moti, que ha permitido que el público los reciba bien.

La espiritualidad y el arte de Susana y Moti

Dialogar con estos dos artistas siempre permite ver que hay una trascendencia posible de lograr, en un mundo que se se vuelve cada vez más intolerante. Y Deren cree que se trata de diferenciar las religiones de la espiritualidad. La espiritualidad estará por siglos, la religiones cambiarán hasta de nombres pero muchas son simplemente cuestiones comerciales, políticas, de control, etc.

«Nosotros desde el inicio de nuestra relación hemos tenido la cuestión espiritual muy fuerte en nosotros, la conexión con la naturaleza y en mucho yo no puedo obviar que mi familia pasó el Holocausto», dice Moti.

En el trabajo previo para la obra que hicieron ambos, ‘Jacinta, plegaria por la vida y la paz’, descubrió que 30 famliares suyos murieron en Auschwitz. Y eso marca a un individuo. Pero gracias a esa espiritualidad, se han podido mantener juntos en la vida, en el sincretismo de lo hebreo y lo andino.

Moti sigue yendo a la sinagoga y participa de las celebraciones. Pero también recuerda su primera venida a Ecuador, en 1984, en las noches con Taita Marcos, en Cotacachi. «Pasamos noches sin hablar. Era una conexión sin hablar. Él cantaba yo le seguía, yo podía escuchar. La espiritualidad nos mantiene y creo que el público siente eso. Yo creo que hay un diálogo de alma a alma, no es algo que nos estamos inventando para ser famosas», dice.

La obra que se presenta en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura es, también, el resultado de una serie de talleres con mujeres en la ruralidad. Por eso, es parte del homenaje a las mujeres.

Scroll to Top