76 AÑOS DE VIDA INSTITUCIONAL PRACTICANDO UNA ESTÉTICA DE LA CONDUCTA HUMANA

 

Galo Guerrero-Jiménez

 

Quienes tuvimos la oportunidad de ser condecorados por el máximo organismo cultural de nuestra ciudad y provincia de Loja, al cumplir sus 76 años de vida institucional, la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión Mora, Núcleo de Loja, presidida por un gran gestor cultural e intelectual lojano, el magíster Diego Naranjo Hidalgo, constituye un alto honor recibir estas condecoraciones en los diferentes ámbitos en que la Casa, con todo su equipo de trabajo, creyó pertinente extender distinciones a varios de sus miembros; lo cual nos compromete a seguir trabajando comunitariamente en lo que creemos que es posible hacerlo, con el amor propio que nos caracteriza, y siempre con el talante y la complacencia personal de cada uno porque creemos que desde un adecuado razonamiento moral y estético, y enmarcados en “una concepción positiva -como sostiene Steven Pinker- que vea los problemas del mundo en un contexto de progreso sobre el que intente construir, solucionando a su vez dichos problemas” (2021) desde los diferentes ángulos de la ciencia, del humanismo, de las artes, de la cultura, de la educación, de la academia y desde la investigación, tal como han venido y siguen haciéndolo este colectivo humano, homenajeado en la Sesión Solemne, como es el caso del escritor guayaquileño Ernesto Torres Terán, ganador del X Concurso Nacional de Literatura Miguel Riofrío 2022; en las Artes Musicales, con la Condecoración Segundo Cueva Celi, al maestro Dans Dagoberto Vilela; en el Campo Científico, con la Condecoración Clodoveo Carrión Mora, al académico e investigador Holger Benavides Muñoz; en el Campo Literario, con la Condecoración Ángel F. Rojas, a la escritora Ana Paulina Aymar; en las Artes Plásticas, con la Condecoración Eduardo Kingman, al maestro Salvador Villa Romero; en las Artes Escénicas, con la Condecoración Emiliano Ortega, a la maestra Gina Ordóñez Ochoa; y, con el Aporte Intelectual y Fortalecimiento a la Identidad Cultural, con la Condecoración Benjamín Carrión Mora, a Galo Guerrero Jiménez, quien ha venido trabajando en el campo de la cultura, de la educación, del periodismo académico, de la ciencia, del humanismo, y desde la academia y la investigación ha centrado su estudio permanente en el campo de la pragmática textual con énfasis en la educación literaria, filosófica, pedagógica y lingüística de la lectoescritura y desde los componentes antropológico-éticos, cognitivos, axiológico-estéticos, ecológico-contextuales, hermenéutico-fenomenológicos y desde una filosofía del lenguaje que integre la amplia proyección científico-humanística que hoy pregona la educación inclusiva, de manera que el conocimiento, a través de la escritura, como sostiene la escritora Irene Vallejo, sirva para que todo ciudadano sepa leer a su “gusto las ideas o las fantasías escritas en los textos, para pararte a pensar o a soñar despierto cuando quieras, para elegir y ocultar lo que eliges, para interrumpir o abandonar, para crear tus propios universos. Esta libertad individual, la tuya, es una conquista del pensamiento independiente frente al pensamiento tutelado, y se ha logrado paso a paso a lo largo del tiempo” (2021); tal como nuestro fundador de la Casa, el gigante de la cultura universal, el lojanísimo don Benjamín Carrión Mora, lo expresara en uno de sus tratados acerca de las raíces históricas del Ecuador: Atahuallpa, en donde traza la trayectoria humana de nuestros pueblos ancestrales al sostener que:

 

“El espíritu indígena se expresó —además de las artes de la piedra, el barro y los metales— en la estética de la conducta humana, trasunto de su ética vital. Ética no igualada hasta entonces en la historia del hombre, porque como ninguna, era parte de una superestructura jurídica construida sobre el basamento de justicia e igualdad social, relativamente más perfecto de los hasta entonces conocidos y practicados” (2018).

 

Pues, que este pensamiento carrionesco estético-ético-humanístico siga siendo el referente esencial sobre el cual nuestra Casa de la Cultura lojana continúe trabajando con la hidalguía y con la solvencia moral y cultural que le caracteriza.

 

 

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