Zona Cultura, programa de radio Casa de la Cultura y CulturaFM entrevistó al urbanista y analista social Fernando Carrión para conocer los cambios que vendrán, en la relación social, ante las nuevas formas de supervivencia, por el aparecimiento del virus covid- 19.
¿La comunidad latinoamericana es muy querendona y cuando esto no se ve, expresa una falta de cariño, respeto de las personas que no lo hacen y con esta pandemia esto tiene cambiar?
Si, vamos a tener una serie de cambios en los patrones culturales, uno de estos es el saludo. Nosotros lo hacemos con la mano extendida, con el abrazo, con beso, y todo eso va a tener que cambiar o desaparecer, como de hecho ya está ocurriendo.
El compañero de pupitre de a lado, ya no existe, eso va a desaparecer, ya la Ministra de Educación acaba de decir que el ciclo de la sierra y la amazonía terminará de forma virtual este año. Eso es un cambio sustancial, todos los procesos de socialización que tenemos.
Yo recuerdo a mis padres, abuelos, algo que ellos tenían siempre era el sombrero, lo nuevo va a ser la mascarilla. Yo vi esta mañana como la moda está entrando con las mascarillas, las imágenes, los colores, frases que hay en las mascarillas que hoy en día se comercializan en varios países, es muy claro, y hoy en día, vamos a tener que acostumbrarnos a la mascarilla, que sería parte de nuestra indumentaria.
¿Qué va a pasar en el espacio de encuentro, que ha sido el espacio público que actualmente ha restricción?
Yo pienso que este concepto de la distancia social no es el más adecuado, porque ya hay mucha distancia social en América Latina, entre ricos y pobres, entre campesinos y citadinos. Yo creo que ese concepto no es el mejor, sería mejor trabajar la distancia física o la distancia entre personas, pero no la distancia social.
Más bien lo que se debería hacer es profundizar la articulación social, entonces yo creo que estas reflexiones son importantes y habría que cambiar ese concepto con el que se está trabajando.
¿Cómo articular lo social?
Vamos a continuar un tiempo más recluidos en casa, a este llamado que nos hace el gobierno y que nos hacemos nosotros de “Quédate en Casa”, va a cambiar mucho los comportamientos.
Hay lugares de los barrios populares de Quito o Guayaquil o de cualquiera de nuestras ciudades decirle quédate en casa, la gente lo primero que va a responder: ¿En cuál casa?, primero no tengo, porque el déficit de vivienda es alto y en segundo lugar el nivel se hacinamiento es complicado.
En un mismo cuarto, viven probablemente tres, cuatro o cinco personas, entonces el contagio es complicado. Yo creo que el comportamiento social debería modificarse en término de la política y más bien hacer reclusiones en espacios del vecindario, lugares que sean cuatro, cinco, seis casas, donde pueda ya no recluirse, en un solo espacio de orden familiar, sino que haya la reclusión en un espacio más amplio dónde haya mínimo la tienda de la esquina, y que haya los contactos estratégicamente de cada una de estas unidades o zonas y pueda tener con el exterior.
Entonces, creo que hay tres cuestiones: respecto del espacio público que vale reflexionar, una es la calle, la plaza, el parque que es el espacio público fundamental, que hemos tenido y que está vedado, y que tendremos que irlo descubriendo otra vez.
El segundo es el espacio público de la comunicación y aquí creo que el debate que deberíamos tener estaría vinculado principalmente a los medios de comunicación formales y a las Redes Sociales que hoy en día tienen una difusión muy grande, el contacto que tenemos con el exterior proviene principalmente de lo que nos diga la prensa, la radio, la televisión. El tema aquí es ético, cómo se produce esa información.
Y el tercer espacio público que hoy en día se ha hecho profuso es el que está vinculado a las nuevas aplicaciones tipo zoom, blackboard, etc… Que han aparecido innumerables de estas, dónde se están produciendo las grandes conversaciones.
El otro día yo tuve un foro global sobre ciudad y coronavirus, en el que participaron unas 40.000 personas, y ese es un espacio público distinto, conozco también que se han hecho escenas, reuniones, cumpleaños utilizando estas nuevas herramientas del espacio público.
Este es un gran debate que tendremos de cómo estos tres elementos, la plaza, los medios de comunicación y estas aplicaciones se van a incorporar en la vida de una manera distinta.
¿Usted nos dice que hay que dar vida a los barrios, quizá con el servicio de salud, con la educación, con un espacio cultural dónde la gente ya no tenga que recurrir a los sitios tradicionales?
Leí el otro día una propuesta que está surgiendo en Paris y que tiene mucha fuerza con la Alcaldesa Ana Hidalgo, que es una mujer muy interesante, ella está planta la ciudad del cuarto de hora, significa que el recorrido que una persona debería hacer en bicicleta, máximo en 15 minutos, para tener todos los servicios esenciales a su mano, que esté la tienda, el centro comercial, que esté la farmacia, el trabajo, la escuela, el centro de salud, etc.
Si esa propuesta sigue avanzando me parece que tiene todas las posibilidades.
Creo que la recuperación del barrio, la recuperación del vecindario va a ser absolutamente real. Lo que hemos visto en estos días y sobre todo en Europa y algo también ya está pasando por acá, es que, frente a la imposibilidad de salir a la calle, al parque barrial, el balcón se ha convertido en un elemento de integración entre los vecinos, se ha cantado mucho, se ha festejado cumpleaños, se ha conversado a través del balcón, y entonces aquellos lugares se convierten en el espacio público, de la plaza y el parque que no pueden acceder.
Yo creo que ese tipo de cosas están apareciendo y me parece que las instancias de planificación de los gobiernos locales tienen que empezar a mirarlos, y pienso que la más interesante es está la ciudad del cuarto de hora.
¿los artistas, gestores, productores culturales consideran que va a ver una planificación diferente, en cuanto al urbanismo para tener esos sitios cerca?
Hablando del caso particular de Quito, que ahora se está empezando discutir y a diseñar lo que laman el puks, que es el plan de uso y ocupación del suelo: yo creo que esta es una dimensión que no estaba prevista porque nos apareció de un día para otro, dos o tres meses atrás y tiene que ser incorporada, y aquí no solo eso, sino que debemos incorporar nuevos profesionales.
Considero la necesidad de que los salubristas se incorporen a la planificación urbana, los epidemiólogos, la gente que está relacionada con la tecnología. En otras palabras, esto ya no puede ser un ámbito exclusivo de arquitectos, de urbanistas, economistas, sociólogos, sino que estas profesiones tienen que estar altamente vinculadas a lo que es el diseño urbano, a lo que es la planificación urbana, lo que va a ser los nuevos procesos de producción de la ciudad.
Con todo este equipo que se puede unir para planificar una ciudad: ¿Cuál sería su mensaje para los quiteños para Ecuador y Latinoamérica?
El mensaje es seguir manteniendo la unidad en términos de las políticas que se han planteado de seguir en este proceso de cuarentena. Yo sé que eso es muy difícil para ciertos sectores, porque las condiciones no son buenas, ni de residencia, ni de trabajo, ni de ingresos, pero hay que hacer un esfuerzo.
Estamos ya 20 días en esto y la gente empieza a mostrar su cansancio. Aquí hay empezar a tener otro tipo de formas culturales de la utilización de la vivienda, entonces lo que tenemos que hacer es vivir en esta nueva vivienda de una forma absolutamente distinta, que nos permita articularnos entre toda la población y la sociedad ecuatoriana.