JOSÉ JOAQUÍN DE OLMEDO Y MARURI
Fue un esclarecido prócer de la Independencia hispano-americana. Nació en Guayaquil, en 1780. Allí empezó su educación, pero debido a que en la ciudad no existía un colegio regular, fue enviado por sus padres al colegio de San Carlos en Lima, donde concluyó sus estudios con lucimiento, dando siempre pruebas de una precoz y rara inteligencia.
Fue recibido de abogado, pero casi nunca ejerció esa profesión, porque prefirió continuar dedicado al estudio de las bellas letras, y particularmente de los poetas clásicos de la antigüedad, cuya lectura fue siempre su favorita.
Elegido por la provincia de Guayaquil como Diputado a las Cortes españolas, concurrió a estas en 1812, y se distinguió por sus variados conocimientos y por las ideas liberales que sostuvo, no solo respecto a la política interna de la Península, sino en cuanto a las reformas que propuso en el régimen de las entonces colonias españolas en América.
Concluida su misión en la Península, regresó a su país natal. Allí permaneció sin figurar en la política, hasta el 9 de octubre de 1820, en que Guayaquil proclamó su independencia de la monarquía española, e instituyó una Junta de Gobierno, con Olmedo a la cabeza.
Al llegar Bolívar a Guayaquil, el 11 de julio de 1822, logra la incorporación de Guayaquil a Colombia; sin consultar primero a la Junta de gobierno, los miembros de dicha Junta, fueron objeto de injurias y de persecuciones. Salió por eso de Guayaquil, junto con los otros miembros de la Junta de Gobierno, y con muchos otros ciudadanos que los acompañaron en su emigración y en su asilo en el Perú.
En el Perú encontró no solo hospitalidad sino grande estimación, hasta el punto de ser elegido como Diputado al Congreso Constituyente de esa entonces naciente República. Después de las batallas por la independencia, estas victorias llenaron de patriótico regocijo a Olmedo, quién arrebatado por el entusiasmo, compuso su famoso “Canto a Bolívar.”
Al separarse Ecuador de la Gran Colombia, Olmedo fue elegido Vicepresidente de la nueva República. No aceptó ese alto cargo, pero sí el de Prefecto del departamento de Guayaquil, que se le confirió más tarde, y en que creyó ser más útil. Pero poco después, disgustado con la política del gobierno, renunció también ese último empleo.
Se hallaba Olmedo dedicado a la vida del campo en su hacienda de la Virginia, cuando estalló en Guayaquil la revolución del 6 de Marzo de 1845. Se declaran ilegales, tanto el decreto de convocatoria de una Convención Nacional, expedido por el Presidente de la República, como la Constitución que en consecuencia sancionó dicha Convención, y da reelección al General Flores para Presidente de la República, por un periodo de ocho años.
Después de varios confrontamientos armados, se adoptaron por una y otra parte preliminares de paz, y fue en la misma hacienda de la “Virginia”, que los comisionados del Gobierno provisorio y los del General Flores, firmaron en junio del mismo año de 1845, el convenio que puso fin a la guerra civil y aseguró el triunfo de la revolución. (Carbo, 1880)
En noviembre, fue candidato a la presidencia de la República. Sin embargo, pierde frente a Roca, que ascendió al poder tras alcanzar las 2/3 partes de la votación por lo que posteriormente regresó a Guayaquil. Aquí tuvo una grave enfermedad, y el 17 de febrero de 1847, a la edad de sesenta y siete años falleció. Antes de morir había dicho: «He cumplido, no sin gloria, mi destino». (Pimentel, 2015)
La obra que se presenta es un retrato clásico realizado por el artista ecuatoriano Pedro León y se expone en la sala Pedro León del Museo de Arte Moderno de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en la ciudad de Quito.
Museo de Arte moderno