Gabriel Gregorio Fernando José María García Moreno y Morán de Butrón fue hijo de una familia tradicional emparentada con lo más selecto de la sociedad local. Recibió la primera enseñanza en su hogar, de la mano de un fraile mercedario de apellido Betancourt. A los 15 años de edad, su familia lo envió al Convictorio de San Fernando en Quito, que había sido secularizado recientemente por el presidente Vicente Rocafuerte y rebautizado con el nombre de Colegio Nacional de la Universidad.
En 1838, se manifestó su inclinación religiosa. Se hizo presente durante la estancia en Quito en que recibió las órdenes menores, llevando la tonsura y el cuello de sacerdote, aunque no vestía hábito alguno. Sin embargo, ese mismo año abandonó su incipiente vocación eclesiástica y se dedicó por entero a los estudios de Derecho.
Gabriel García Moreno contrajo matrimonio en dos ocasiones. La primera con Rosa Ascásubi Matheu, miembro de una encumbrada familia de terratenientes quiteños. Al poco tiempo de fallecer su esposa, se casó por segunda con su sobrina política, Mariana Alcázar, su con la que tuvo un hijo.
En 1845, una vez consolidada la Revolución Marcista, comenzó la participación directa de García Moreno en la vida política nacional. Su primer nombramiento fue el de comisario de guerra en la jurisdicción del Norte. También, fue miembro del triunvirato que rigió el país hasta 1861, año en que fue elegido presidente para un mandato de cuatro años.
Gabriel García Moreno ocupó la presidencia constitucional del país en dos ocasiones: la primera entre 1861 y 1865, y la segunda entre 1869 y 1875. Durante su gestión, se propuso un programa modernizador, aprobó la Ley Orgánica de la Instrucción Pública, impulsó la fundación de institutos de educación y del Observatorio Meteorológico, creó la Academia Nacional Científica y Literaria, reorganizó la universidad y fomentó la educación femenina, descuidada hasta entonces.
También tomó medidas encaminadas a la reforma del sistema fiscal y financiero para regular la administración pública. Además, planificó y dio inicio a la construcción de una serie de obras públicas, particularmente la apertura de la red vial, el trazado de una red ferroviaria entre Quito y Guayaquil, la implantación de un hilo telegráfico y otros grandes proyectos de infraestructura.
Luchó para convertir al Ecuador en un destacado Estado Teocrático, firmando en 1862 un concordato con el Vaticano, por el cual la Iglesia católica gozó en el país de un poder y de unos privilegios jamás alcanzados anteriormente. (Moreno, 2020)
En agosto de 1875, casi al final de su período presidencial, convocó a elecciones, tal y como estipulaba la Constitución. García Moreno volvió a ganar la presidencia y debía asumir el poder por tercera vez el 30 de agosto. Sin embargo, cayó asesinado por un grupo de jóvenes liberales, el 6 de agosto de 1875, frente al palacio presidencial, protagonizando una de las escenas más sangrientas y recordadas en la historia política ecuatoriana. (Ruiza, 2020)
“Muere tirano”, grita Faustino Lemus Rayo, un 6 de agosto de 1875, mientras el presidente, Doctor Gabriel García Moreno, cruza la calle de las 7 cruces, para subir la escalinata que conduce al Palacio de Gobierno. Varios jóvenes liberales, opositores a su gobierno como Roberto Andrade, Abelardo Moncayo y Manuel Cornejo, lo esperaban.
¡Dios no muere! Respondió el tirano, mientras Rayo lanza un machetazo con el afán de cortarle la cabeza y dice “¡Al fin llegó tu día, bandido!”. Seguidamente, Cornejo le dispara y le dice que perecerá en nombre de la patria. Moncayo y Andrade ya tienen inmovilizado a Manuel Pallares, su guardaespaldas. Cornejo suelta a García Moreno, el mandatario intenta sacar su revólver, pero el machete de Rayo le da en la mano derecha y le corta el dedo pequeño que queda colgando. Pero el presidente, logra levantarse y corre con el rostro ensangrentado hacia una de las entradas del palacio. Andrade abandona a Pallares, se le adelanta a García Moreno, lo espera en la puerta y le dispara, pero la bala no sale del revólver. El presidente malherido y aturdido, retrocede y grita pidiendo auxilio. Trastabillando, ciego por la sangre que llena su rostro, alcanza a sostenerse de una columna del pórtico. Rayo le empuja violentamente, cae de cabeza y rueda por los escalones hasta el empedrado de la calle.
Un mulato transeúnte que ha sujetado a Rayo vocifera “¡Matan al presidente!”. Llegan otros cómplices, y a la vez que Cornejo, disparan sus revólveres al aire y gritan: “¡Ayarza, Maldonado, Borja, las víctimas de Jambelí; otros exclaman “¡Libertad!”. Los victimarios, que lo contemplan desde la columnata, exclaman: “¡Viva la Patria! ¡Hemos matado al tirano!”.
En la obra del siglo XIX, el artista Luis Cadena recrea un ambiente neoclásico con piso con diseño geométrico policromado; columna clásica tras del retratado y cortina recogida a lado izquierdo. El personaje erecto de cuerpo entero viste traje ejecutivo; chaqueta color negro de cuello alto, bordada y charreteras en los hombros, pantalón blanco con cintas doradas a los costados, zapatos negros; banda presidencial en color celeste cruzada al pecho. En la mano derecha, sostiene el bastón de mando y su mano izquierda con rollo de pergamino y apoyada sobre la esfera ubicada sobre la mesa como símbolo de la ciencia y nobleza, junto a la esfera su boina.
La obra tiene un marco decorado con incrustaciones y las palabras en latín “AUTOR” como persona determinante para hacer las cosas; “STUDIORUM” relacionado al plan de estudios del sistema global de educación de la Compañía de Jesús; “OPTIMORUM” como el mejor de los mejores.