OBRA DE LA SEMANA: LOS CAÑARIS Y LAS LEYENDAS SOBRE EL DILUVIO

 

El mundo es pródigo en leyendas sobre inundaciones con carácter universal o local, sin duda el relato bíblico del Diluvio Universal es uno de los más conocidos por la humanidad. Sin embargo, la historia de Noé no es ni la más antigua ni la única en su tipo; por todo el mundo deambulan leyendas similares sobre fantásticas inundaciones que asolaron la Tierra y que estuvieron a punto de terminar con la especie humana.

En la Biblia se relata cómo Dios castigó a la humanidad en el Génesis. La mala conducta del ser humano hizo que Dios castigara a la especie humana inundado toda la Tierra. El ser elegido fue Noé y su familia. En este caso Dios es el castigador y salvador de la humanidad. Noé es el elegido para perpetuar la especie y ser fundador de una estirpe o nación. Esta versión, fue tomada al parecer de antiquísimos documentos sumerios, donde el personaje principal es Ziudsuddu o Xisuthrur, y que data del año 3400 a.C. De ahí deriva también el relato babilónico de Utnapishtin, por ello su gran similitud con la historia bíblica. Debido a su bondad, Utnapishtin fue prevenido por el dios del mar de la inundación que pensaba provocar para castigar las debilidades humanas. Utnapishtin construyó un barco en el que, junto con su familia y algunos animales, se protegió durante la tempestad y gracias a él, la humanidad se reconcilia con los dioses que prometen no enviar más diluvios.

Las religiones politeístas que regían y dominaban el Creciente Fértil que abarcaba Mesopotamia, parte de Siria y Turquía, entre otros lugares, desarrollaron y expandieron la idea de diluvio universal en el Poema de Gilgamesh y sus variantes. En dicho poema los dioses castigaron a la humanidad, pero un soplo de otro dios menor salvó al ser humano. En la mitología griega, Zeus (dios supremo del Olimpo) cansado de la maldad de los seres humanos decidió crear un terrible y final diluvio universal que acabara con ellos.

En la tradición india, por su parte, narra cómo un hombre llamado Manú encontró un pequeño pez al que salvó la vida. A cambio, el pececillo le indicó que construyera una embarcación para protegerse de una gran inundación. Manú logró sobrevivir; tiempo después, los dioses le entregaron una compañera de cuya unión surgió la nueva humanidad.

Prácticamente todas las culturas prehispánicas de Mesoamérica incluyen un diluvio dentro de las leyendas de la creación de la humanidad, como la tradición recogida en el Popol Vuh; se cuenta el mito de los cuatro soles toltecas y mayas, en que la primera raza fue devorada por los jaguares; la segunda llevada por el viento, transformándose los hombres en monos; la tercera sucumbió bajo el fuego.

A diferencia del Diluvio Universal contenido en el Génesis, los relatos sudamericanos generalmente asocian la inundación con el mito de la creación. Tenemos historias de inundaciones, en la que se narra cómo la gente se refugió en una montaña que flota hasta llegar cerca del sol. Cristóbal de Molina narra:

En la provincia de Quito está una provincia llamada Cañaribamba, en un cerro muy alto de aquella provincia, escaparon dos hermanos en él, y dice que según las aguas iban creciendo, iba el cerro también creciendo, de manera que no lo pudieron cubrir las aguas, se salvan y logran el sustento con raíces y yerbas, pasan grandes trabajos y hambre, hasta que un día, habiendo ido a buscar de comer, volvieron a la tarde y hallaron hecho de comer y beber, sin saber quién lo hubiese traído. Acordaron esconderse para descubrir quien les ayudaba y al cabo de varios días observaron a dos guacamayas que llegaron y empezaron a hacer de comer y que como viese tiempo oportuno para cogerlas…

Sarmiento de Gamboa atribuye a las guacamayas un origen sobrenatural (huaca) porque ellas no han sido afectadas por el diluvio que ha matado a toda la gente en una extensa zona. Los hermanos reciben los nombres de Cusicayo y Ataorupagui y uno de ellos se convierte en culebra al penetrar en la laguna, llamada Leoquina, que según él significa culebra en laguna o Pacaibamba, sitio o lugar de ocultación, escondite, con lo que esta se convierte en huaca, sitio sagrado vinculado con el origen de los cañaris o pacarina.

Se han hecho muchas referencias a posibles sitios en los que los hermanos se salvaron del diluvio. Podemos aceptar una multiplicidad de localizaciones dadas las características del mito andino; sin embargo, hay factores que apuntan a señalar que el sitio considerado como huaca, podría ser el Cerro tutelar Abuga, aunque es más aceptada su asociación con el cerro Fasayñán.

La colonización de diversas culturas, su fusión con la religión cristiana, hizo que las antiguas leyendas adquirieran nueva forma, adoptando rasgos de la versión bíblica, de ahí el paralelismo entre algunos relatos. Pero, independientemente de que las historias sobre inundaciones que terminan con la humanidad tengan un carácter fantástico o religioso, lo cierto es que son una manera poética de explicar los actos de la naturaleza; son parte de la tradición, la vida y la cultura de los pueblos del mundo.

 

FUENTES:

https://leyendasdeecuador.club/el-origen-de-los-canaris/

https://tertuliadejuanamanuela.wordpress.com/2020/10/09/el-origen-de-los-canaris/

Francisco Martín León-2018

https://www.tiempo.com/ram/393402/diluvio-universal-la-mitologiagriega/#:~:text=El%20mito%20hel%C3%A9nico%20del%20diluvio,universal%20que%20acabara%20con%20ellos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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