OBRA DE LA SEMANA: SIGNIFICADO DE LOS METALES ENTRE LOS PUEBLOS ANDINOS

 

Fue el deseo de manipular el color lo que estimuló, en última instancia, la excepcional y sofisticada amplitud de técnicas de plateado y dorado que constituyen el sello de distinción de las tradiciones de la metalurgia americana (Lechtman, 1986: 25).

Las civilizaciones americanas han usado minerales metálicos locales desde tiempos ancestrales, lo que se evidencia en descubrimientos de artefactos de oro en la región de los Andes entre 2155–1936 a.C. ​ así como en Norteamérica y Mesoamérica se han encontrado herramientas de cobre elaboradas desde el 5000 a.C.

Los Andes Centrales tienen un largo pasado de actividades metalúrgicas y orfebres sobresalientes. El oro, la plata, el cobre y dos variedades de bronce que fueron utilizados para manufacturar objetos utilitarios o bien adornos y elementos distintivos para las élites. Debemos considerarnos afortunados de contar en nuestro continente con una gran riqueza mineral que permitió el desarrollo de grandes culturas que nos heredaron un extenso legado cultural en toda América. De norte a sur surgieron diversas civilizaciones que a su modo y obedeciendo a diversos intereses, desarrollaron un quehacer metalúrgico que, por sus aportes técnicos y estéticos, tales obras, han llegado a ser consideradas entre las mejores del mundo. Las culturas indígenas prehispánicas nunca desarrollaron una metalurgia del hierro. Los objetos fabricados en metal son muy variados, van desde aquellos destinados a usos ornamentales, como cascabeles y pendientes, instrumentos musicales como campanas, flautas y cimbales, a herramientas como punzones, pinzas y anzuelos, hasta armas como hachas, mazas, cuchillos y lanzas.

Partiendo desde el origen, a las primeras culturas no les fue difícil la obtención del mineral, ya que se le podía encontrar de manera natural y abundante en el exterior, es decir a flor de piel, como coloquialmente se dice. En los inicios de la metalurgia se trabajó con metales puros –oro, cobre y plata–, utilizando el cobre para la creación de herramientas de uso cotidiano y el oro y la plata, por su maleabilidad, y por el aspecto estético la destinaron para adornos personales con alto valor simbólico. Posteriormente, de manera accidental, se descubrieron las aleaciones con lo que empezó a comprenderse el comportamiento de algunos de los metales y trabajarlos según el grado de dureza y brillo que se quería conseguir, mejoró así, su aprovechamiento. Más allá de aquellos alcances técnicos, la orfebrería americana prehispánica da cuenta de una verdadera mitología, de un significado simbólico y ritual.

Para los Pueblos Andinos que practicaban el culto solar, el oro tenía un significado trascendental. Para estas antiguas culturas, el oro fue considerado como un metal sagrado que estaba relacionado con la energía creativa que venía del sol y que garantizaba tanto la supervivencia como la fertilidad y la abundancia. A través de la transformación artística, el oro trascendió de su forma terrenal para llegar a ser una tangible expresión de estatus de poder y divinidad.

Para sociedades ubicadas cerca de la Línea Equinoccial, desde sus épocas muy tempranas, el metal parece haber cobrado un considerable valor simbólico, el oro y la plata por su asociación respectiva con el sol y la luna. Fue el deseo de manipular el color lo que estimuló, en última instancia, la excepcional y sofisticada amplitud de técnicas de plateado y dorado que constituyen el sello de distinción de las tradiciones de la metalurgia americana. (Lechtman, 1986: 25).

Alrededor de 1500 a.C. hay ejemplos de pequeñas láminas de oro trabajado, así como hay cuentas de oro, 2000 a.C. en Puno-Perú, antes del Imperio inca. La costa norte del Perú fue sin duda la región más activa para la orfebrería y su papel fue de gran importancia durante el Tawantinsuyo 1450-1532 d.C. La producción orfebre era visible en los palacios imperiales y templos religiosos, por eso fue saqueada en los oscuros tiempos de la incursión española, lo que representa uno de los más grandes casos de destrucción del patrimonio cultural andino. Por ello, la arqueología moderna poco o nada encontró en las tumbas y las ruinas indígenas estudiadas; nada más que unos pocos objetos, no menos valiosos por supuesto, que fueron elaborados por las culturas andinas prehispánicas y que se mantuvieron protegidos en tales entierros.

Desde luego, la orfebrería andina fue vista por los conquistadores principalmente como una fuente de materia prima para obtener lingotes y monedas. Así los principales tesoros visibles fueron destruidos sin tomar en cuenta su valor simbólico, estético o tecnológico, por eso se debe valorar lo poco rescatado y con esa pizca de información, desarrollar su estudio.

Los descubrimientos y estudios arqueológicos esclarecen la relevancia del oro, junto con la plata; los objetos encontrados, en las tumbas de ciertos personajes de alto status o rango, así lo sugieren. Al metal se le daba un valor sagrado, por lo tanto, los objetos hechos con el oro solo podían ser portados por los regentes de sangre noble, puesto que ellos se autoconsideraban elegidos o descendientes directos de los dioses. Incluso se han identificado ciertos rituales en que, se practicaba el bañado con oro pulverizado del señor principal o cacique. Esto representaba que el soberano había sido bendecido por los dioses.

Aunque la plata y el cobre fueron empleados regularmente junto con el oro con un valor ceremonial asociado a la iluminación, divinidad y fecundidad; existen muchas concepciones que son compartidas por un sinnúmero culturas y que guardan un valor de carácter muy significativo, inscrito a referentes cargados de misticismo y poder. Así a la plata se le relacionaba con la luna y consecuentemente con la femineidad y la fertilidad, particularmente se le asociaba con Pachamama, diosa de la tierra, llamada Madre Tierra. Por su parte, el cobre por su carácter de menor status era empleado para la fabricación de armas y herramientas, así como también para producir diferentes aleaciones para el mismo fin.

A través de estos ejemplos podemos entender el contexto, la importancia social del uso de estos metales considerados como preciosos, para poner en valor los significados espirituales y culturales que el uso de estos metales representó para las antiguas culturas andinas y son hoy grandes referentes, considerados como potenciales propulsores del trabajo metalúrgico en nuestro continente.

FUENTE:

https://journals.openedition.org/bifea/8322

http://revista925taxco.fad.unam.mx/index.php/2015/02/09/el-desarrollo-metalurgico-precolombino/

 

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