Suridea 35 en circulación

Nota editorial

 

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Los setenta y dos años de Vida institucional que está cumpliendo el Núcleo de Loja, bien podrían servir de motivo para justipreciar y poner en alto relieve La labor patriótica y tesonera de los empleados institucionales que lo conforman, y que hacen de todólogos para estar aquí y allá y donde se tenga que estar, ya sea en los departamentos correspondientes o en otros lugares que, sin horarios y según las circunstancias lo requieran, exigen su presencia. Así puede vérseles montando algún equipo complicado o adecuando Los escenarios pertinentes, o haciendo de meseros, de teloneros, de acomodadores, de vendedores , o simplemente cumpliendo con sus funciones establecidas. Diez personas hacen, en el Núcleo de Loja, lo que en otros estamentos similares se consigue con mucho más presupuesto y con un personal más abultado. Quizá sea esa modesta precariedad asumida con patriótico optimismo, quizá sea la camaradería que existe entre todos, que las cosas marchan con eficiencia y de la mejor forma posible, tratándose de un personal tan exiguo. La experiencia y La buena voluntad han conseguido que el Núcleo de Loja marche como una máquina sincronizada, aprovechando hasta el máximo su limitada partida presupuestaría y su capital humano.

Lo cual no quiere decir que no se requiera de un presupuesto mejor, ni que no se eche en falta los medios de los que adolece para incentivar el quehacer cultural de una mejor manera todavía. Suridea, por ejemplo, agradecería poder contar con un presupuesto que le permitiera publicarse a todo color, siendo así que se edita cumplidamente merced a un grupo de colaboradores que del modo más generoso y desinteresado contribuyen trimestralmente a la aparición de la revista. Sus nombres serán dados a conocer en el próximo número con una breve reseña que les haga justicia al menos en parte. También convendría que el Premio Miguel Riofrío, que va adquiriendo un prestigio nacional de primer orden, fuera dotado de un presupuesto mejor para incentivar de un modo más efectivo la labor literaria en el país. Reconocer más justamente a los jurados por la cantidad de obras que llegan a concurso y que tienen que ser leídas con la debida atención, también es otro asunto que debería tomarse en cuenta. Y así una serie de factores en los que se está trabajando para darles solución.

Pero por sobre todo se debe mantener alerta el discernimiento para sopesar y auspiciar aquello que edifique realmente la cultura y por ende la sociedad, respetando los valores que la han construido durante siglos.

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