Autor: Anónimo
Técnica: Oleo
Siglo: XVIII
Se refiere a la presentación de Jesucristo por parte de sus padres en el Templo de Jerusalén. Ceremonia en la cual los primogénitos nacidos de familia hebrea debían de ser llevados, una vez transcurridos los días de su purificación, como ofrenda a la divinidad. También debían llevar una segunda ofrenda, generalmente un ave, para el sacrificio propiciatorio.
A las familias carentes de recursos, se les permitía ofrendar dos aves, que podían ser pichones o tórtolas. Una para el holocausto y otra para el sacrificio por el pecado. No se trataba de una obligación, pero aun así, los pobres presentaban a sus hijos en el Templo.
Tanto los padres de San Juan Bautista como los de Jesucristo cumplieron con este precepto. María y José en el Templo constituyen un motivo reproducido con asiduidad en la iconografía cristiana.
En las obras pictóricas de esta temática aparecen generalmente la Virgen, San José, el Niño y el anciano Simeón, hombre piadoso que se hallaba orando y que tomó a Jesús en sus brazos y lo ofreció a Dios, dándole gracias.
Los Evangelios apócrifos también incorporan la presentación en el Templo de la Virgen María, episodio que ha sido motivo de representación recurrente en la pintura religiosa de tema bíblico.
La fiesta de la Presentación de Jesucristo en el Templo, se celebra el día dos de febrero. Por asociación de actos y de simbolismos se celebra el mismo día la Purificación de la Virgen, llamada también fiesta de las Candelas o de la Virgen de Candelaria.
Presentación de Jesucristo en el Templo, obra de ocurrente manejo artístico, prueba el sincretismo imperante en el período de la Audiencia de Quito, engrandece en características plásticas a la valiosa colección que se muestra en el Museo de Arte Colonial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”.